Penumbras

sábado, 22 de noviembre de 2008

Entonces toqué tu mano y supe que no había sido un sueño. Después te abracé, me dijiste adiós y supe que todo había acabado. Entonces supe que algo había cambiado y que no te volvería a ver.

***
Como muchas veces ya había pasado antes, esa noche te quedaste a dormir en mi casa. Aún recuerdo que mi cuarto era tan pequeño que había que juntar dos camas individuales y que las cortinas eran tan oscuras que todo se volvía una gran penumbra.
La televisión estaba prendida pero nadie le hacía caso, hacía tanto tiempo que no nos veíamos que había que ponerse al tanto de la vida de cada uno. No había nadie en la casa, y tú querías que compráramos cervezas, pero no nos las venderían y entonces preferimos sólo hablar.
Se hacía más noche y la programación de la televisión había acabado. Siempre odiaste los infomerciales así que apagamos la tele.
La penumbra volvió y sólo podía ver tu silueta por el pequeño haz de luz que se filtraba por la ventana, y caía de forma angelical sobre tu hermoso rostro.
Éramos unos adolescentes con deseo de descubrir. Deseos de hablar de todo eso que los adolescentes más grandes nos cuentan. Entonces me preguntaste si tenía novia, LA pregunta que tanto me incomodaba, la simple pregunta a la que no sabía qué contestar, pero te dije que no.
No hacía falta que yo preguntase, siempre fuiste muy atractivo y noviero. Yo era más bien el ñoño estudioso y pocovivido de siempre.
Llegó el momento de la plática que nunca habíamos tenido, la plática de la que todo adolescente quiere saber y nadie sabe más que el otro.
Me preguntaste si alguna vez me había masturbado. Me quedé en shock y no sabía qué contestar. Con la voz cortada te dije que sí, y tú sin dudarlo y sin que tuviese que preguntar me dijiste que sí. Me preguntaste si había tenido relaciones sexuales y sentí nervios y emoción al mismo tiempo. La conversación tomaba un rumbo que no esperaba. Era claro que ya hacía mucho tiempo habíamos dejado de ser aquellos niños inocentes que jugaban al avión, a los tazos y a las escondidas. Era tu turno, y me dijiste que tú tampoco.
La plática seguía, cada vez más intensa, cada vez sentía más nervios y un frío recorría mi cuerpo, un impulso eléctrico muy relajante. En un momento mi cuerpo temblaba y lo notaste. Me dijiste que te diera mi mano y estaba helada y temblando. Me preguntaste qué por qué temblaba y te dije que tenía frío. Entonces tomaste mi mano y la acercaste a tu pecho y se sentía muy cálido y sentía mucha paz. La charla seguía pero ahora yo sólo contestaba con monosílabos. Mis nervios me impedían hablar. Cada vez yo temblaba más, pero era una extraña sensación que nunca había sentido.
Guiaste mi mano hacía tu abdomen cuando me dijiste que hacías ejercicio y levantaste tu playera para que yo pudiera comprobar que era cierto. En ese momento mi respiración era rápida y quería retirar mi mano, pero no me lo permitiste.
Me dijiste que querías tener sexo con tu novia, pero no sabías cómo pedírselo, y fue ahí ese momento, el momento cumbre de todo. El inicio.
Comenzaste a bajar tu mano junto con la mía y un extraño calor que nunca había sentido recorrió mi cuerpo en un instante, eso era excitante, eso era algo nuevo para ti y para mí también.
Posaste mi mano sobre tu pantalón y sentí que moriría. Sabía lo que sucedería y sentía que mi corazón iba a salirse. Más de cinco minutos pasaron y mi mano ahí inmóvil, no sabia qué hacer. Estaba sintiendo tu erección con mi mano sobre tu ropa. Ahí, la primera vez sintiendo tu sexo al máximo. Era la primera vez que tocaba un pene que no fuera el mío.
Mi mano temblaba y eso te excitaba más, lo podía sentir y tú la apretabas más.
Mi respiración era cortada y cada vez más fuerte. Entonces sólo te acercaste a mí y me susurraste al oído -hazlo, ¡haz lo que quieras!-

***
Esa penumbra fue testigo de todo, esa penumbra fue testigo de la pasión que a gritos pedía salir. Esa penumbra nos hizo descubrir lo que tanto queríamos saber. Fue en esa penumbra donde dejamos de ser niños para convertirnos en hombres. Fue esa penumbra la que nos hizo caer en el placer carnal del que nada sabíamos. Fue esa penumbra en la que terminó la amistad de muchos años y nunca volvió a ser igual.
Tú decías y dices ser heterosexual, y yo aún no me reconocía como homosexual. Esa penumbra cambió mi vida. Cambió la tuya. Cambio la nuestra.

***
Al otro día desperté y te vi ahí durmiendo a mi lado, entonces toqué tu mano y supe que no había sido un sueño. Me levanté y preparé el desayuno. Tú llegaste cuando yo estaba sirviendo. Un silencio invadió la claridad de ese día de mayo. Debías irte, tomaste tus cosas y me viste a los ojos, después te abracé, me dijiste adiós y supe que todo había acabado. Entonces supe que algo había cambiado y que no te volvería a ver.



PD. Gracias a Areko por haberme prestado la imagen.


9 comentarios:

PoYo ت dijo...

snifffffffffff es feo cuando por una noche terminas con una amistad. cuando debería de unir más a los amigos yo creo woops

me gustó tu forma de describir las cosas, no te hiciste pelotas como yo jajaja

saludos ñoñito,, a caso es que esa persona de la que hablas vive cerca de donde yo vivo?
uh?

jajaja
saludos

chau



fanntine dijo...

Ooooorraleesssss!!! esta chida la historia...



Ire dijo...

Hola manito, me gustó el post! Neta que si. Estoy de acuerdo con poyito, en un momento puede cambiar una amistad y posteriormente irse por la borda. Ni modo, de todo se aprende.

Como sea, me gusto tu historia!

Beso!



ge zeta dijo...

@Poyo Gracias manituu!, no manito, no es quien vive por tu casa, jajajaja, nada que ver. Eso que cuento pasó hace muchos muchos años.

@Fanntine,@Irenitux gracias, sí esas cosas pasan, es feo, pero ni modos.



Leliel dijo...

Relaciones, oooh relaciones!!! ...sentimentales, sociales, homosexuales, bisexuales, heterosexuales, (dice Poyo que existes las) trisexuales, transexuales, trasvesis, transgenicas ...ah! esas ya no! :P

El caso es que todas son tan frágiles en la medida en que podemos y queremos o no, afianzarlas... TODAS SON TAAN FRÁGILES.

Entre todos me hicieron recordar la ocasión en que un par de palabras tiraron por la borda una buena amistad con una chica... es por esas similitudes, por las que creo que no hay diferencias entre humanos, y es que, a pesar de todo, todos somos en mayor o en menor grado una bola de animales. Tan frágiles como un silencio que muchos prefieren guardar.



Minerva dijo...

Oye, neta jamàs lo has vuelto a ver de nuevo?

Details details, paso TOODO DE TOOODOO?

Que metiche >_<



Anónimo dijo...

Uhmmmm pess ta bien!! Fue en esa penumbra en la que se dieron hasta en la madre weyyyyyyyy.....

Saludos Gz.



Anónimo dijo...

A todos nos han cambiado cosas de la vida en un segundo.
No se si decir que es una bella historia porque, "ayyy" mson cosas que duelen, pero si es bella la forma como la has escrito, felicidades.
La neta me agüité tantito por los dos, pero en fin, ya pasó.
Besos.



Noemí dijo...

las penumbras son lo mejor para coger, sobre todo si tienes pansita, en la penumbra nunca se te ve


yey (H)


ando peda we..