Historia de una mamada

miércoles, 29 de abril de 2009

Tantas noches he anhelado tenerte junto a mí que cuando esté en ese momento no sabré si dar el siguiente paso o sólo contemplaré tu silueta y sentiré el calor de tu cuerpo junto al mío. Te preguntaré si tienes cosquillas y me dirás que no tienes por ningún lado. Te diré que no lo creo. Bien sé que si lo haré, sólo que querré iniciar ese juego de insinuaciones que nos llevará a un rumbo desconocido.

Mis manos tocarán las tuyas, se enroscarán en tus dedos y luego se deslizarán sobre tu brazo. Cerraré mis ojos y te preguntaré si sientes cosquillas. Será un pretexto, lo sé. Me dirás que no. Tocaré tu hombro y me dirigiré a tu cuello. Creeré que tendrás cosquillas detrás de las orejas o en la nuca pero me dirás que tampoco. Mis manos tocarán tu cara. Acariciaré tu cabello, tu frente y bajaré lentamente por la nariz. Bajaré más, un poco. Y posaré un dedo sobre tu labio y lo morderás lentamente al mismo tiempo que susurras que nunca lo lograré. Eso se convertirá en ese instante en un reto para mí y tú seguirás firme en tu postura de que no desgajaré tu frigidez.

De sobresalto te levantarás diciendo que irás al baño y cuando regreses me dirás que tienes calor y que te quedarás en ropa interior. Yo te creeré porque apenas iniciará junio. Te recostarás nuevamente, esta vez boca abajo. Con un poco de temor colocaré mis manos aún temblantes sobre tu espalda y como si fueras un objeto muy frágil vacilaré en mis movimientos. Finalmente recordaré que para mí un dedo deslizándose por la espina dorsal es muy excitante y lo intentaré contigo.

Lentamente correré mi mano por tu espalda y te preguntaré si sientes algo. Tu voz muy tranquila me dirá que no pero no me rendiré. Tu espalda habrá terminado y sobre la tela de tu boxer acariciaré tus nalgas, primero muy suavemente y luego con más intensidad. Eso me excitará. Te moverás un poco y creeré que he llegado pero me dices que aún no. Abriré mis ojos y me acercaré a tu oido. Mi voz ya entrecortada te susurrará cuestionando si sientes algo y firmemente lo negarás.

Morderé tu oreja delicadamente y bajaré mi mano, tocaré tu muslo y tu cuerpo tendrá un ligero espasmo que me indicará que he encontrado tu punto sensible. Mi boca besará tu espalda mientras mi mano descubrirá que al acariciarte los muslos tus movimientos son más armónicos y la frigidez de la que tanto presumes desaparecerá en ese lugar. Te preguntaré si sientes algo y me dirás que no, pero esta vez no te creeré y te diré que me engañas. Querré continuar tu juego y te pediré que te voltees.

Me obedecerás y volverás a retarme diciendo que no lo lograré pero en tu voz podré escuchar que mientes y eso será suficiente incitación para mí. Hará ya mucho tiempo que mis planes habrán cambiado y sin consultarlo me lanzaré sobre tu pecho y comenzaré a besarte. Mi mano te acariciará el vientre. Tu costado. Tu ombligo. Acariciaré tus vellos que indudablemente me querrán indicar el camino que debo seguir. Continuaré con sólo dos dedos y me decidiré a bajar. La tela me detendrá y no sabré si debo continuar o no. Me saltaré esa parte y acariciaré tus piernas y mi mano la rodeará para encontrarme nuevamente con tu punto débil. Un espasmo te sacudirá. Regresaré mi mano a tu ombligo y con mi brazo sentiré que debajo de la tela algo estará impaciente, esperando por mí.

Me excitaré y te preguntaré si sientes algo, pero tu respiración agitada te impedirá contestar y es ahí que sabré que he ganado y que todo lo que acontezca de ahí en adelante será mi recompensa. Te preguntaré si deseas que me detenga y tampoco contestarás. Mi boca buscará la tuya pero querrás ganarme y no me corresponderás el beso. Sólo abrirás un poco tu boca y tu respiración se combinará con la mía en un solo vaivén. Sabré que has perdido pero te rehusarás a aceptarlo; Iré bajando mi boca sin detenerme con nada y besaré tu cuello. Besaré tus tetillas y sentiré tu excitación en cada movimiento que harás.

Deslizaré mi mano por debajo de tu ropa interior, suavemente, sin prisa, y te haré pensar que me dirijo a tu miembro, cada vez más erecto por la sangre que lo llena gracias a tu cada vez más acelerado pulso, pero en lugar de eso acariciaré tu pierna, de un lado y luego del otro. Sacaré mi mano y te liberaré de la única prenda que conservas. Mi boca besará tu abdomen y mis manos jugarán en tu pecho. Mi boca seguirá su camino para encontrarse con tu sexo. Majestuoso esperando el momento. Mi recorrido será lento y podré sentir tu palpitación acelerada con mi mano derecha… Y con mi boca.

Mis labios aprisionarán tu pene y mi lengua jugará con tu parte más sensible. Mis movimientos serán musicales, rítmicos y delicados. Seguirás sin responder y esta vez yo, yo ya no preguntaré nada, sólo actuaré. Arriba y abajo sin parar. Llegará el tiempo en que harás esos movimientos que yo conozco perfectamente y me retiraré. Ahora mis manos toman el lugar que mi boca ocupaba y recargaré mi cabeza en tu pecho. Los espasmos serán más fuertes y un pequeño grito de placer saldrá de ti y yo, yo sonreiré en señal de mi inminente victoria. Será el mejor orgasmo de tu vida. Te abrazaré y cerraré mis ojos. Habré ganado.

Cuando tu respiración vuelva a la normalidad me dirás que lo logré y añadirás que si algún día lo cuento lo titule “Historia de una mamada”. Me dirás –Perdí- y pedirás un cigarro.

Esa misma noche te preguntaré tu nombre.

11 comentarios:

Noemí dijo...

a huevo que hablas de el chico invisible, verdad? jajaja

le diras: "oye, ya te hice oral, ahora si dime cómo te llamas y tu edad".


jaja ok no, saludos!
chido relato :)



Emily No dijo...

Yo puedo ser mas sexual....

pero no quise dañar los ojos de las personas susceptibles jajajajaa

invita a todos

aah

http://octavocapitulo.blogspot.com


saludos a todas las pirus jajajaja

besos



Swiv-0 dijo...

aaasuuu, a de ser chido, bueno osea, creo q a de ser otro pedo, muy bien redactado, un abrazo carnal.



Borchácalas dijo...

Acabo de darme cuenta que el narrador podría funcionar para ambos sexos.

Interesante...



Xellif dijo...

si voy un tanto de acuerdo con Borchácalas de que el narrador podría funcionar con ambos sexos pero tengamos en cuenta que el chico tenía un tanto de resistencia, así que seguramente era una de las fantasías bugas de ge zeta

o no??

muy padre tu relato y yo leyéndolo en la office oh por dios



RAÚL dijo...

Jajajaja... chido.
Creo que lo único que me brinca un poco en la redacción es el manejo de los tiempos, y en lo personal, me gusta más cuando se redacta en tercera persona, por lo general no me gusta un texto en segunda persona en su totalidad, pero lo voy a releer y analizar.
Bastante interesante. Me gustó cómo rematas.
Esa misma noche te preguntaré tu nombre.
Saludos.



El Chico Invisible dijo...

brinca la tablita yo ya la brinqué, brincala de nuevo yo ya me cansé.

2 y 2 son 4, 4 y 2 son 6, 6 y 2 son 8 y 8 16.





ya te comenté :>



Anónimo dijo...

fascinante me ha encantdo



Anónimo dijo...

Genial, sin caer en la vulgaridad, consigue calentar a un muerto. Hasta me he puesto palote yo. Un saludo desde el sur de España.



Anónimo dijo...

Gemente que sales con unas...

Tiempo después pasa algo como, ahora sí como es que dices que te llamas?

Besos



Anónimo dijo...

jajaja...
muy bueno carna, muy bueno... y aunque lo niegues eres un ñoño...

lo has llevado muy bien, sin salir de la ñoñez, y pasando muy cercano a la calentura, y regresando a la cursilería, así, de ida y vuelta...

,muy bueno el relato...