Zona Rosa

sábado, 20 de junio de 2009


Para todos los que se lo perdieron. El cuento con el que entré a Gaycolectivo.
^^ Y feliz marcha para los que vayan a DF

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CUENTO PRIMERO

Zona Rosa

Dicen que en la ciudad de México hay un lugar llamado Zona Rosa.

Yo nunca he estado ahí, pero por lo que me han contado imagino que debe ser maravilloso.

De pavimento blanco y edificios de color rosa… o bueno, de colores claros. Un rincón en este país donde la diversidad puede transitar tranquila y sin ser ofendida o violentada.

A mí nunca me ha gustado la gran ciudad de México. Es demasiado grande y cada mañana veo en las noticias notas sobre delincuencia y muerte.

El agua de las fuentes en los parques es de color verdoso, la contaminación se come a la gente. Dicen que hay montones de ratas en los rincones de las estaciones del metro y los chilangos detestan a los poblanos.

Ellos dicen que no todos son chilangos. Y yo digo que aquí tampoco todos somos Pipopes idiotas que se toman fotos en los antros… los que nos han creado esa mala fama son niños fresas que viven en Angelópolis.

La gente es mocha, eso si. Las personas que tienen negocios cerca de los bares de ambiente poblanos ya identifican a la comunidad.

A mi me han gritado en la calle y no nos dejan vivir en paz. Han hecho peticiones para cerrar los pocos lugares que quedan donde podemos ser un poco mas libres.

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He de confesar que yo también tengo algunas malas costumbres. A mis 25 años continuo con la rutina de ir cada jueves al bar gay más famoso entre los jóvenes. Fumar y tomar y buscar la oportunidad de terminar en la cama de alguna bella mujer.

Y hacia allá voy ahora.

Conozco a todas las personas que van. Me he acostado con la mitad de las mujeres, de la otra mitad algunas son mis amigas y el resto me detesta.

Desde hace un año he pensado que ya es hora de romper con mi rutina. Ya no conozco a muchas chavas de mi edad… cada ves son más y más jóvenes.
Quiero conocer muchas cosas. Quiero salir de este pequeño caos e irme a México, a conocer la Zona Rosa y enamorarme hasta de su smog… Quiero conocer una Drag Queen.

Esta es mi última noche en este bar, en esta persignada ciudad.

Y como un regalo que presagia buena suerte ha llegado al bar una hermosa chica novata. Tendrá unos 16 años. Me gusta que sean adolescentes, será mi regalo de despedida.

Me acerco antes que nadie, le invito un trago… sigo el protocolo una vez más.

Después de la plática en la que sólo yo la logro entender, en la que tenemos mucho en común… después de los besos, del faje en el último cuarto del bar… nos vamos a su casa.

Vive con una señora que no le permite la entrada a ningún hombre y no cree en la homosexualidad femenina. Que conveniente.

Mientras disfruto de su cuerpo voy pensando en cuánto dinero tengo, dónde llegaré a tomar el autobús…

Mientras ella llega al orgasmo me lleno de euforia y al fin tomo la decisión definitiva… me iré inmediatamente.

Ya sólo me tomo un tiempo para fumar un cigarro. Ella me ve con unos ojos preciosos que me hipnotizan. Dejo el cigarro a la mitad y comienzo a vestirme… ella me toma del brazo y su desnudez me detiene.

- ¿A dónde vas?

- Me voy a México… a la Zona Rosa – sus ojos se iluminan

- Llévame contigo – me pide con emoción contenida. Seguro que tampoco ha ido.

- No puedo – le miento y la miro dulcemente – Pero regresare a buscarte – Eso es sincero. Le sonrío. Al mirarla por última vez me pregunto si ya es hora de establecerme en una relación.

- Volveré y te contaré como es. Cuando la conozca con mis propios ojos seré sincera contigo y te llevaré. Te cuidaré.

Ella se queda satisfecha, feliz, con miles de besos de despedida y promesas de amor que me ha hecho decir mi alegría, mi emoción, mi esperanzada alma de un cambio extraordinario.

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La Zona Rosa no es como la imaginé, pero no debo desilusionarme todavía. Después de todo, no puede ser igual de malo que de donde vengo.

Hay tantas personas aquí y van y vienen tan rápido, que no tienen tiempo de quedarse viendo y criticar.

En la Zona Rosa si se nota la diferencia. Van caminando parejas de la mano, mujer y mujer, hombre y hombre. Van más tranquilos que en Puebla pero aún hay algunas miradas furtivas de desagrado.

Hay muchos bares, antros y cafés de ambiente, algunos muy caros y no puedo decidir a cual entrar primero. Pero de pronto veo un cartel que habla del invitado especial de la noche en un antro. Sirena, una Drag Queen muy llamativa y hermosa. Eso me impulsa a decidir.

Entro y todos los rostros me son desconocidos. Me siento liberada, feliz. Las mujeres son hermosas y algunas me miran con coquetería… pero aún no, eso no es lo que quiero hoy. Mi objetivo esta noche es conocer a Sirena.

Estando sola y a pesar del estruendo de la música escucho comentar a algunos chavos sobre un reciente conflicto político que tenia que ver con la comunidad LGBT y nos ponía en riesgo por ciertos atentados en contra de activistas y…

Cuando Sirena aparece dejo de escuchar. Lleva un traje de lentejuelas color magenta y una peluca rizada del mismo color. Son evidentes algunos rasgos de su cuerpo masculino y el maquillaje exagerado pero artístico, hace a Sirena una diva de divas entre todas las Drag Queens.

Apenas comenzaba el show cuando la música se detuvo en seco y al buscar a que se debía, vi un grupo de hombres (que evidentemente no eran clientes), golpeando a quien estuviera a su paso. Uno se acerca rápidamente… su objetivo es Sirena.

La adrenalina se apodera de mí y me interpongo, empujando al sujeto que está lleno de ira. Él me mira y en segundos saca una navaja. Inmediatamente sentí un dolor punzante en mi costado… cuando esta a punto de dar un segundo golpe, se desmaya porque una mano llena de lentejuelas rosas le ha quebrado una botella en la cabeza.

Creo que estoy sonriendo mientras las cosas se ponen borrosas. Voy cayendo y entonces siento el frío de las lentejuelas en mi nuca. Uno ojos de grandes pestañas postizas me mira con preocupación y con voz varonil me pegunta.

“Resiste mija, ya llegó la policía, ya vienen las ambulancias… resiste, estoy contigo”

Todavía creo que estoy sonriendo… quiero decirle gracias pero de mi boca solamente salen sonidos guturales y Sirena me abraza mas fuerte y llora.

“Si…re…na” – al fin logro decir… intento alzar mi mano para tocar su peluca…

Todavía falta mucho que debo conocer, mucho que platicar con Sirena, mucho que le platicaré a la niña que me espera en Puebla…

Pierdo la conciencia… espero sobrevivir.

12 comentarios:

El Pinche Megah dijo...

Que bonito :D



Bull dijo...

wow, esta muy bueno



Goma Rosa dijo...

me latió.. salvo por el final



Anónimo dijo...

Está genial tu historia.

:D



Concharrita dijo...

Me gusto tu relato, hasta senti lo bien que te sietes de llegar a la Zona Rosa, pero creo que estás muy prejuiciada con respecto a la Ciudad de México, que es la más libertaria de todas...
Saludos



Noemí dijo...

que es 'vallan'?

jaja saludos :)



ge zeta dijo...

Ya lo dije aquella vez, me gustó mucho este post :)



ge zeta dijo...

Me gustaría que escribieras más cuentitos así



eqiiz dijo...

wow que linda historia, toda, es bella, aaaaH la ame! ^^



Brryanda dijo...

Ya la leí.

y comenté al respecto ;)

Un beso.



Anne dijo...

soy fan de ambar :)



Aliz dijo...

Wow! yo tambien soy tu ''fanss'', de verdad muy buena historia =P