Discriminación y condescendencia

martes, 29 de septiembre de 2009

Los heterosexuales tendemos a comportarnos raro junto a un homosexual. Algunos por querer ser políticamente correctos, otros por ser imbéciles y ponerse a insultar. La gran mayoría simplemente empieza a actuar diferente. En lo personal, yo he caído en ambas clasificaciones y me he dado muchos golpes por ello. He sido homofóbico y he sido políticamente correcto. Sin embargo, ambas posturas me parecen un tanto fuera de lugar. Una por intolerante, otra por ser demasiado condescendiente. De la homofobia se ha dicho mucho, y no me parece menester ahondar en dicho tema. Sin embargo, el segundo me parece un tanto importante.

¿Por qué condescendiente? Básicamente por el hecho de victimizar a un sector de la población. El decir ‘no bromearé con tal sector’ es decir que dicho grupo es tan vulnerable que no se le debe tocar. Es parecido a la gente que se abstiene de hacer chistes sobre judíos porque ‘sufrieron mucho en la segunda guerra mundial’. En cierto modo, tiene razón. Uno no debería burlarse de ello. Sin embargo, me parece inverosímil mantener en calidad de víctima a los judíos después de tantas décadas. No hago inferior lo que sucedió, pero me parece un estancamiento. Incluso las sociedades deben aprender a superar todo aquello que le ha sucedido con anterioridad y, hasta cierto punto, aprender a reírse de ello. De otra manera no podremos avanzar. Pasa lo mismo con los mexicanos, con los de raza negra, con los homosexuales.

Es cierto, a la homosexualidad se le tiene en calidad de víctima. Se piensa que protegiéndolos de comentarios y chistes –los cuales no necesariamente son homofóbicos- se resolverá el problema de discriminación. Esto es paradójico. Se les quiere tratar igual y darles equidad con un trato especial. Es decir, se quiere de un grupo discriminado hacer un grupo integrado a la sociedad no discriminada haciéndole una distinción. Fallamos en el mecanismo, pues esto tiene un tanto de discriminación intrínseca. Es un círculo vicioso el cual pareciera no tener fin.

De igual modo, los grupos discriminados se encuentran en una posición un tanto cómoda. Así como los mexicanos nos aprovechamos de nuestra traumática conquista para justificar todo lo que nos sale mal, los grupos discriminados usan su discriminación para justificarse. Se quedan en el papel de víctima, sin saber que asumir ese mismo papel trae consigo un tanto de discriminación. No hablo de no exigir derechos, sino de quedarse estático y decir que todo lo malo que nos pasa es por causas externas. Es el creerse víctima y el necesitar ser salvado como si uno fuera incapaz de hacerlo por su cuenta.

Pero, ¿entonces donde queda el punto medio? Pues en la comunicación de dos sectores sociales. El sector heterosexual debe aprender a distinguir entre la discriminación y lo ‘políticamente correcto’ y buscar el punto donde no se transgrede. Así como la comunidad LGBTT debe no ser tan susceptible y explotar por cada comentario sobre la homosexualidad que haga un heterosexual. Tanto la comunidad heterosexual y la comunidad LGBTT deben no caer en la homofobia ni en la heterofobia respectivamente. Pero tampoco caer en la hipocresía de no tocar nunca nada respecto a ellos. Los temas a los cuales somos susceptibles deben ser personales y no de sociedad, pues son distintos los límites dependiendo del individuo. Cada quién es susceptible a diferentes cosas y es ahí donde nosotros mismos debemos poner el límite, pero no a la sociedad, sino a aquellos con quienes convivimos.

No es cuestión de proteger, ni de crear una falsa convivencia amistosa, sino de reconocer, como reconocemos al vecino, como seres humanos y pensantes. El tratar de un modo especial a alguien más por ser parte de un sector social–sea de manera positiva o negativa- es, en cierto modo, denigrar su calidad humana.

7 comentarios:

Alejandro Rivera dijo...

como dijeran "y donde quedó el sanisimo punto medio???" tienes razón ya estuvo de hacerse las victimas, juro no lo hago por que yo mismo hago chistes de homosexuales y del tipo, tampoco con intenciones de homofobia, pero bueno hay que salir de victimas y hacerlo algo risible y del ir y venir diario no???



Amatista dijo...

Estoy de acuerdo que en ese comportamiento 'políticamente correcto' se oculta un acto discriminatorio pues 'tú eres el diferente y no te lo hago notar con violencia -de ningún tipo- pero sí te trato de una manera especial'.

Estamos equivocados. Ninguno de los dos sectores sabe cómo manejarse: los heterosexuales porque hagan lo que hagan están discriminando, y los homosexuales por tener excusas para ser hípersuceptibles.

Pienso que deberíamos dejar de lado el temor a lo 'diferente'... ¡Vamos! De cerca, nadie es 'normal'...

¡Saludos a todos!



Goma Rosa dijo...

totalmente de acuerdo
si queremos ser tratados IGUALES, y pedimos igualdad de derechos y no discriminacion y tantisimas cosas.. deberiamos comenzar a dejar de esperar que se nos de un trato distinguido.



Goma Rosa dijo...

totalmente de acuerdo
si queremos ser tratados IGUALES, y pedimos igualdad de derechos y no discriminacion y tantisimas cosas.. deberiamos comenzar a dejar de esperar que se nos de un trato distinguido.



ge zeta dijo...

No puedo estar más de acuerdo con respecto a este tema. Una cosa es un cosa y otra cosa es otra cosa como diría el gran Ibargüengoitia.



cuauhtemoc dijo...

Muy de acuerdo. Despues de todo, el que digan un chiste al respecto, a mi punto de vista, lo unico que hace es convertir el tema en algo cotidiano y normal.

Se te extraño estas ultimas semanas
T_T jajaja



Jaime Rivera dijo...

Estoy de acuerdo. Sólo agregaría que sí hay comentarios y bromas que son increíblemente ofensivos. Por ejemplo, el otro día en un blog de una muchacha heterosexual, un tipo puso un comentario anónimo diciendo algo que al parecer le ofendió a la autora. Otras personas que comentaron lo tildaron de marica y putito. Sí, esas palabras usaron. Yo comenté que no es justo que usen esos adjetivos para referirse a alguien que se describe mejor con la palabra cobarde, porque de lo que se quejaban era de que no tenía pantalones para decir lo que decía con una firma de identidad, aunque fuera virtual.
Hay de comentarios a comentarios.