En mi familia...

martes, 1 de septiembre de 2009

En mi familia extendida ser gay es casi como estar muerto. Bueno, tal vez sea una exageración, pero sí da una calidad casi subhumana. De los dos lados, la homosexualidad es un atentado contra el señor y una desgracia. ¿Cómo va a ser que a la prima le gusten las mujeres? Es tan desagradable para ellos que han desarrollado un método el cual les ha funcionado de maravilla: se hacen de la vista gorda.

En ambos casos, todos hablan a escondidas y con insinuaciones del primo gay, de la prima lesbiana, del tío del cual jamás se habla del porqué vive con su amigo. No son gays ante los ojos, simplemente desafortunados en el amor por no haber conocido todavía a la chica o al chico maravilla de sus vidas. Lo interesante es ver que si los conocen, sólo que ellos conocen al chico y ellas conocen a la chica.

Hay una anécdota de un tío primo mío quien transgredió y decidió salir del closet a los quince años, hace ya unos cuantos ayeres. Llegó él con mi tío abuelo y le dijo, sin más pelos en la lengua, su preferencia. Era gay. Cuentan los rumores que mi tío se volvió loco. Probablemente sean ciertos pues lo corrió de casa y parece que mi tío vagó por unos cuantos días por la calle hasta que mi abuelo lo acobijó en su casa mientras hablaba con su hermano. No se malinterprete, no creo que mi abuelo jamás haya sido gran partidario de la homosexualidad, pero sí del decoro familiar. Seguramente sus motivos para intentar convencer a su hermano eran puramente por intentar hacerlo entrar en razón de lo estúpido que era correr a un joven de quince años a la calle. Mi tío accedió a volverlo a aceptar en su seno, y de ahí la historia acaba para mí. Para el primo de mi padre seguramente no, pero yo ignoro como habrá sido la historia –aunque me lo puedo imaginar si los caracteres familiares son tan parecidos.

Ese mismo primo de mi padre alguna vez nos visitó en nuestra casa allá en Pachuca. Fue una agradable visita según recuerdo. Yo tendría unos ocho años y mi tío iba con su pareja. Mi padre parecía entre tenso y entre contento. Sigue siendo un misterio. Sin embargo, tiempo más tarde, salió esa visita a colación en alguna conversación. Alguien preguntó el porque no había habido más visitas. La respuesta de mi padre fue ‘no quiero –o quería, no recuerdo- exponerlos’.

Historias como esta pululan en mi familia y son más rumores que historias formales. Cada persona le agrega de su cosecha dependiendo de que tan tabú es para ellos. Yo las cuento como me las contaron o como las he visto, sin embargo, sé a ciencia cierta que si yo fuera a declararme gay, gran parte de la familia no pararía jamás de juzgarme cada que saliera mi nombre a colación. Así es como se maneja en mi casa la homosexualidad, como un rumor y desdicha de los cuales no se puede jamás hablar.

7 comentarios:

Áurea O. León dijo...

Para mi lo que mi familia piense es importante, pero no límitante, tal vez porque hasta ahora ningún problema me ha llegado, por lo menos de este lado de la familia; por el otro extremo es un cuento chino y lo mismo que en tu caso: toda una desgracia.



Áurea O. León dijo...

*limitante


xD


Saludos.



ge zeta dijo...

Es normal eso aún en muchas familias. Qué triste



Alejandro Rivera dijo...

ps creo que ne mi familia como ya lo conte en el post de aquí abajito jeje ps hablan y dicen, pero ps no me han desterrado hasta el momento yaaay



PoYo ت dijo...

pobre de tu tío, se volvió loc@.

jojoji

pues, que situación, nunca es fácil para la familia digerirlo.



NM dijo...

"No son gays ante los ojos, simplemente desafortunados en el amor por no haber conocido todavía a la chica o al chico maravilla de sus vidas." Eso también pasa en mi familia. Je.



Unknown dijo...

En mi familia solo hay ese ceño fruncido o esa mueca cuando se habla del tema...