De la retrógrada pero no ofensiva terminología actual

viernes, 2 de octubre de 2009

Estoy en desacuerdo con que a los minusválidos ahora se les denomine "personas con capacidades diferentes" a pesar de que sus capacidades no sean diferentes, sino más limitadas. Hasta donde yo sé, ninguna persona en silla de ruedas tiene la capacidad de volar o estornudar mocos morados. No tienen capacidades diferentes, sino inferiores, con perdón de ustedes.
Si hablas con alguien que tiene una expresión facial de confusión total, debes preguntar si te estás explicando bien, y no si la persona te está entendiendo. "¿Me explico?" es correcto. "¿Sí me entiendes?" es una agresión hacia la otra persona, que tendrá todo el derecho a sentirse ofendida debido a la duda que te generan sus facultades intelectuales.
Ahora debes decir "los y las" en lugar de "los" para que las mujeres no sientan minimizada su participación. Sexoservidoras se les dice a las putas, y la homosexualidad le llaman inversión sexual.
¿Y por qué al pan sí le decimos pan, y al vino, vino? Porque el pan y el vino no ofenden a nadie.
Resulta que los nuevos apelativos para las putas, los putos, los discapacitados y los distraídos incapaces de seguir el hilo en una plática, sugieren que vivimos en una sociedad avanzada y relajada capaz de incluir y aceptar dentro de ella a todos aquéllos que alguna vez fueron rechazados.
Sin embargo, yo opino que es al contrario: que les pongamos un mote diferente a aquéllos que durante eras hemos marginado solamente prueba que nuestra sociedad es condescendiente y amable con aquéllos a quienes considera menos favorecidos. Prueba de ello es que el pan se sigue llamando pan, y el vino, vino.
Suavizar los apelativos con los que nos referimos a aquéllos que han sufrido marginación o prejuicios durante eras, es como decirle a un niño especial: "Te presto mi balón de fucho a ti que tienes capacidades diferentes. Ah, perdón. Se me olvidaba que no puedes patearlo."
Cambiarle el nombre a las cosas no es la prueba de una sociedad equitativa e inclusiva. No es una acción de una sociedad que intenta dejar de ser retrógrada y convertirse en una comunidad plural donde reine la diversidad. Retocar el nombre de las cosas que causan aversión sólo denota que sabemos segmentar: los que somos una mayoría, y los que no pero a quienes les pondremos un nombre bonito para cumplir con el estatus y no perjudicar su autoestima y evitar que terminen ahorcándose con sus agujetas.
Las minorías no necesitan apelativos amables de nadie, porque simplemente no tienen razón para ser miradas con condescendencia.

10 comentarios:

KFG dijo...

Asumiendo que tengan pies para usar zapatos y luego ahorcarse con las agujetas.


A mi me da risa el metrobús, que lee:

Espacio reservado a personas que porten discapacidades físicas.



«j·m·p...» dijo...

totalmente de acuerdo…
Al fin, si uno es cojo, manco, ciego, sordo, puto, lencha, le falte medio cuerpo… no los hace menos personas (aunque en masa pueda ser cierto), sólo es una característica de la persona, si puede hacer menos o más, da igual… son personas y punto.

y que tontos, cómo con las agujetas, debieron usar el cinturón u__u



Alejandro Rivera dijo...

también estoy muy de acuerdo con tu punto de vista ya que como lo dijo j.m.p el discapacitado es eso, el joto es joto, el ciego, ciego, y la lencha es lencha, tons no hay por que hacerlo digo de por si ya cargar con una etiqueta y ahora me la cambian, eeeeeeso si que no



Zanahoria dijo...

Jajá, el comentario de Xellif.

Creo que todos -o casi- estamos de acuerdo.
Hola Mar. :)



La Maga dijo...

Hay otra conducta que morigera la incapacidad: los diminutivos o los eufemismos. A los ciegos se les llama 'cieguitos'. ¿Lo notaron?

Un beso.



Borchácalas dijo...

Estoy de acuerdo contigo en casi todo. Eso es, discrepo contigo en lo de los minusválidos.

Si bien tampoco estoy de acuerdo con el término de capacidades diferentes, el término minusválido en sí es despectivo. Claro, depende del punto de vista, sin embargo, nuestra sociedad toma en cuenta el ser de la persona, sus capacidades intelectuales, sobre las físicas -o al menos eso nos queremos hacer creer. Una persona con alguna discapacidad física -esto es aquello que relamente padecen, alguna anormalidad física como falta de miembros o alguna parálisis en el sistema nervioso- no necesariamente vale menos intelectualmente. Ergo, el término minusválido tampoco sería correcto. ¿Acaso diríamos que Stephen Hawking vale menos que cualquiera que no tenga parálisis? A nadie se le ocurriría.

Estoy en desacuerdo con ambos términos, pues en eso si concuerdo contigo, tampoco son capacidades diferente. Es una discapacidad física. En el caso de gente con retraso mental es una discapacidad mental. Eso es todo.



La Lluviedad dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.


La Lluviedad dijo...

pues discapacitados y ya, no?
porque luego por lo general los ciegos tienen los otros sentidos más agudos que nosotros, y eso a lo mejor no es tan especial como echar mocos morados, pero cuenta.

lo otro sí... cae gordo no poder decirle gorda a la gente que está gorda. porque eso no se dice.

pero también la carga semántica es diferente en puta, por ejemplo, que en prostituta. la diferencia está entre nomás indicar o nombrar algo y echarle una carga despectiva.


y por ahí leí que la igualdad no está en el trato igual a todos, sino en la equidad de oportunidades. eso suena bien, pero está difícil porque estamos bien mensos todos. somos especiales.



ge zeta dijo...

Bravo! A estas alturas los eufemismos son unas mamadas. Al pene pene y a la vgina vagina.Al puto puto y a la puta puta!

Muy bueno



Hoja de Chaya dijo...

Ovación de pie a este post!!
Clap, clap, clap...