Retardador de placer (post invitado)

miércoles, 7 de abril de 2010


Esa tarde recuerdo haber estado muy feliz haciendo lo que tenía que hacer en el trabajo, cuando vi a René por la ventana, de inmediato me senté de nuevo y un cosquilleo me recorrió todo el cuerpo; tenía cerca de un mes y medio, o más, saliendo con él, si el niño me seguía enloqueciendo cuando sonreía, y aun me temblaban las rodillas cada que le hablaba de frente y lo veía a los ojos. Más de un mes y ni un beso, yo sé es raro pero así funciona el retardador de placer, ya sabes salir con alguien conocerlo y en el momento menos esperado llega el primer beso, es la forma ideal de empezar algo, o al menos intentarlo.

Cuando termine lo que hacía, era hora del cigarro para el desesteres, lo cual me causaba mas estrés, porque René estaba ahí afuera; no es que quisiera evitarlo, solo no me sentía con la capacidad de poder hablar con él sin decir una idiotez, o temblar, o reírme como colegiala de quince años...

—¡Vamos a fumar y por una paleta!... ¿sí?— pregunto Arturo sonriéndome —A demás necesitas fumar porque: ¡René está ahí afuera!.. y estas estresado— rió levemente

—¡ahhh!... no, no estoy estresado… — dije tratando de sonar seguro, no lo logre —¡vamos pues!

Salimos de la oficina e intente conservar la calma, pasaría sin notar la presencia de René, bueno, era imposible; me detuve a saludarlo, yo temblaba y mi cuerpo exigía nicotina y Arturo tan oportuno como siempre empezó a conversar con Oscar, el culpable de que yo conociera a René, intercambiamos un par de palabras y nos incorporamos en la otra platica, encendí mi cigarro, y así estuvimos cerca de media hora, si sentía nervios de tenerlo ahí, después tuvimos que regresar a solo una hora más y nos liberaríamos del trabajo, después había una fiesta, yo aun no sabía si en realidad quiera ir.

Cuando termino nuestra jornada laboral, René seguía ahí y Oscar lo había invitado a la fiesta, acepto ir y yo confirme que sería bueno que fuera, era una oportunidad de salir con él y sin previa planeación como las anteriores —algo bueno debe salir de aquí— me repetía mientras viajábamos en el auto de Manuel, un ex compañero de la oficina, yo buscaba la dirección, y platicaba un poco con René. Al fin llegamos a la fiesta nada extraordinario.

Rodeados de desconocidos, decidimos instalarnos en un sillón, me senté junto a René, del otro lado Oscar que no tardo en sacar su celular y no hablar por horas con su novio (futuro marido, prometido o lo que fuera), entonces prácticamente todo quedaba entre René y yo, jugué un rato con su cabello, se recargaba en mi hombro platicábamos y de mas. La fiesta pasó sin nada más, un par de cervezas y un par de caricias a René. Hora de irnos.

Partimos a casa de Manuel, varios habíamos decidido que sería la opción más viable ya que él vivía a escasa cuadras del lugar, algunos de los que nos acompañaban creyeron oportuno el comprar un par de bebidas mas para seguir con la fiesta, yo no necesitaba nada más que a René me encantaba verlo y abrazarlo y sentirlo cerca, muy cerca. Una vez en casa de Manuel no paso gran cosa una plática muy irrelevante entre todos donde la ‘malacopez’ de alguno se hacía presente y decía cosas sin sentido

—Y ustedes ¿se quieren o se van a querer?...— pregunto Abraham, citando una película que habíamos visto ya hace mucho tiempo, yo solo sonreí y René no entendió. Después de que Oscar se quedara dormido en un sillón decidimos que sería hora de que todos lo hiciéramos. Manuel le dijo a Oscar donde recostarse igual con el otro individuo que nos acompañaba, y a Abraham lo llevo con él, por ultimo me llevo a la habitación del fondo, René se quedo con Oscar un instante:

—Y para ustedes… esta habitación, esta como un poco aparte… — exclamo en un tono de complicidad y después me sugirió en forma de secreto — debajo de esos jarrones hay condones— me guiño un ojo y salió de la habitación, coloque mi celular sobre una mesa de noche que encontré, como todas las mesas de noche, junto a la cama; me acerque al marco de la puerta, llame a René por su nombre y le pedí que se acercara; se recostó, yo a su lado, me levante para apagar la luz, y le sugerí que se quitara los zapatos aproveche para sacar de mis bolsillos el resto de cosas como el encendedor, los cigarros, llaves y de mas que siempre cargo, así como la pulsera y accesorios que llevo; apague la luz y me recosté de nuevo a su lado, un tanto separado de él por los nervios, lo sentí temblar:

—¿Tienes frio?... — asintió con la cabeza— ¿te abrazo?— mientras el asentía de nuevo con la cabeza yo ya me encontraba rodeándolo con mis brazos. Era maravilloso tenerlo a mi lado, discretamente olí su piel y su cabello, y jugué con su cabello de nuevo, y observaba sus facciones libres de tensión, su cara serena mientras dormitaba o intentaba dormir, sin advertencia abrió los ojos, me miro fijamente y yo sonreí

—moría de sueño, pero de pronto se fue— dijo en un breve susurro

— ¿y eso?...— pregunte nerviosamente

—No lo se…— exclamo dulcemente, yo lo observaba y sonreía.

Aun no podía creer que estaba esa madrugada con él, como en los sueños que había tenido donde René aparecía, solos él y yo en una habitación abrazados y de pronto todo desapareció, olvide que estaba en casa de Manuel, que había otros dos sujetos durmiendo la habitación contigua, solo éramos René y yo, abrazados, sintiendo su calor, sus brazos en los míos, me relaje un poco y cerré los ojos, entonces René dulcemente me roso la cara con la yemas de sus dedos, me gustaba su tacto tibio, rose su mejilla con mi nariz:

—Tienes la nariz fría…

— Suelo enfríame muy rápido… así es mi cuerpo— dije a modo de disculpa... me sentía sonrojado por un algo que está completamente fuera de mi alcance controlar; dulcemente René acerco mi cara a su cuello tratando de cubrir mi nariz fría, sonreír y sin previo aviso beso mis labios tiernamente; correspondí un tanto sorprendido y se sentía tan bien. Su calor y el mío nuestros labios juntos... Toda una experiencia y ¡me encantaba!, tratar de describir tal momento seria una verdadera pérdida de tiempo, ya que es esa clase de momentos que sientes, que vives, que respiras, que lates, casi como una revelación espiritual, por otro lado me daba cuenta que el esfuerzo de la espera daba resultados, después de eso él se recargo cansado en mi hombro y yo sonreía y lo observaba, sentía el latir de mi corazón. Lo que quedaba de la madrugada pase observando sus ojos cerrados, su boca libre de tensión sus cejas tupidas, en un instante dormí, me despertó el tacto de su piel mientras acomodaba su chamarra sobre mis brazos. Lo abrace con un poco mas de fuerza y lo bese de nuevo.

Aquel momento sobrevivirá en mi memoria por mucho tiempo, un momento altamente romántico y sin previa planeación como las mejores cosas de la vida. Aun no se que pasara con René y conmigo, pero creo que indudablemente no deja de ser un buen comienzo.





@armizao

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3 comentarios:

Bull dijo...

que bonito. asi se dan las mejores cosas, sin planear, y sin forzar. buena suerte!



GUAJIRA dijo...

LUEGO NOS CUENTAS MAS!!!



Anónimo dijo...

AWWWW! Que Beeello :D aww de vdd, esos son los mejores moments! me alegro mucho q hallas podido vivir ese tipo de experiencia.