"you're an object, you're an object"

alguna vez en mi juventud me tocó hacer corajes indignadísimos a causa de la corrientez de mi primo, que se saboreaba a las muchachas cuando íbamos a la playa y las veía pasar con los tobillos descubiertos <--otro chiste de que estoy vieja

era verano y era cuando la amplia gama de crisis que gestionamos en méxico todavía no se madreaba al turismo en baja california, así que las calles de arriba de la playa estaban adecuadamente llenas de muchachas con shorts cortos y piernas largas (no shorts largos y piernas cortas como yo <--chiste de que estoy chaparra ).

yo me retorcía de asco oyéndolo decir sus cochinadas y me preguntaba qué maldita necesidad tenía de referirse a ellas tan marranamente y también por qué se les tenía que andar fijando tanto.

eran muchachas y ya, qué necesidad.

hasta ahorita que lo pienso, me doy cuenta de que no se me ocurrió a mí fijarme también en lo que él veía.

quizá habría acelerado mi proceso de iluminación. <--chiste de que soy gay

una vez iluminada, empecé a admirar los cuerpos. los cuerpos de las muchachas. los cuerpos de las muchachas con cuerpos admirables. de vez en cuando me daba cuenta de que me les quedaba viendo a las nalgas :)

no pudiendo ir completamente en contra de los valores heterosexuales que me habían inculcado las revistas tú, eres y furia musical, de vez en cuando también admiraba el cuerpo de algún hombre (eso sí, no sé por qué siempre me llamaban la atención los afeminados).

pero eran admiraciones así como nomás de repasón. como de ahí va, y ah, qué bien está, y otra vez a lo mío, que era estar en el pasto nada más tirada, menseando.

gradualmente, sin embargo, me fui convirtiendo en la saboreadora profesional de mujeres en que me he consagrado. antes de llegar al nivel en el que me encuentro actualmente (nivel 7), me acuerdo que una vez mi mamá llegó a la casa con unas fotos que había tomado de un show de esos de strippers. male strippers.

nos enseñó las fotos a mi hermano y a mí; eran unos strippers de australia, creo. me acuerdo que uno de ellos traía un koala bebé abrazado a la espalda <--no es cierto.

yo estaba viendo sin prestar mucha atención porque para ese entonces ya había descubierto las maravillas de la jotez, y de repente mi hermano, ofendido, le dijo "¿qué pensarías si yo trajera fotos de muchachas sin ropa?".

enseguida pensé en decirle "¡sí, tráelas!", pero mi mamá se me adelantó. y no, desafortunadamente no se me adelantó a pedir... no, a exigir fotos de muchachas sin ropa. la muy regañada le dijo que tenía razón, que era mirarlos como objetos y no sé qué más... cuando se callaron y vi que todo apuntaba a que de plano no iban a sacar las fotos de las muchachas, dije, como último recurso a ver si pegaba: "a mí por eso me gusta ver muchachos y muchachas".

un grillo grilló. un arbusto rondante rodó, y nada que sacaron las fotos, y nada que les hizo gracia.

(a mi mamá le había dicho que era bisexual para que fuera gradual la noticia de mi lesbianez. ahora le he dicho que soy lesbiana para que le sea gradual la noticia de que en realidad soy necrófila <--chiste sobre cómo hay quien piensa que la homosexualidad es una perversión cuando en realidad es, como diría ricky martin, un regalo de dios <--chiste sobre ricky martin.

ya que le diga de la necrofilia me será mucho más fácil confesarle que una vez le agarré una falda y la quemé cuando la quise planchar)

anyway... posteriormente mi desarrollo ético hizo que en alguna ocasión llegara a sentirme culpable porque me gustaba ver a las muchachas. especialmente cuando dichas muchachas escribían poemas suplicando que no las vieran (es verdad), pero después lo pensé mejor:

no tiene nada de malo ver a la gente, y no como objeto sexual (¿un objeto sexual qué es?, ¿un dildo?, espero que dios nunca permita que vea a alguna muchacha como dildo), sino como seres sexuales.

también no es como si una pudiera evitar que se le quedaran viendo todos y todas las que se le quedan viendo diariamente. la cosa está en el respeto. no hay daño en tanto no violen el espacio personal de una con pellizcos, frases cochinas, propuestas de matrimonio y cosas así.

ya si la observadora es una muchacha bonita y viva (no es cierto lo de la necrofilia), al menos por mí no hay problema en que me violen mi espacio personal.