a quienes no sean yo, malditos, los envidio ¬¬

viernes, 10 de septiembre de 2010

las esperanzas, las expectativas, los deseos repasadísimos, la imaginación, las ideas que nos hacemos de cómo queremos que algo pase o qué queremos que pase son culpables de nuestra frustración. a veces de nuestra infelicidad.

si no practicáramos tanto el pasatiempo este de crearnos expectativas habría menos dolor.

es una idea que más de uno hemos tenido. supongo.

tanto cuento de hadas, tanta película luminosa, tanta historia que nos dan para hacernos sentir bonito de repente, ya si no nos hace esperar lo espectacular, de perdis nos hace imaginarlo aunque sea fugazmente. y que no pase decepciona. a algunos más, a algunos menos (malditos, los envidio ¬¬)

somos protagonistas, somos los héroes o las héroas de la película (algunas más feonas que otras), esperamos que las cosas se resuelvan de acuerdo con lo que queremos.

sin embargo, la mayor parte de las veces, no se resuelven de esa manera o a veces ni siquiera se resuelven. incluso si pasa lo que queremos que pase, como queremos que pase, generalmente no es, para nada, como lo imaginamos.

idealizamos. algunos no idealizan (malditos, los envidio ¬¬), pero algunos otros sí.

y pues sí, la imaginación exaltada sí llega a cagarla en grande. por ejemplo si yo voy diario a coppel esperando encontrarme al chicharito porque por los espectaculares que hay en toda la ciudad ya me hice a la idea de que ahí se surte de ropa, electrónicos y muebles, es probable que en algún momento sufra una severa decepción. eso o que me encuentre a ernesto laguardia pidiendo trabajo.
y eso, por varias razones, también me decepcionaría.

es la imaginación, que se va a lo poco probable y el desengaño molesta.

pero si yo no imaginara siquiera la posibilidad de econtrar al chicharito en coppel, si no hubiera repasado ya mil veces el diálogo en mi cabeza, en el que le pido que me firme un balón de futbol que casualmente traigo y él me responde que mejor le firme yo alguno de mis exitosos libros, si ni siquiera me permitiera imaginarlo, entonces me estaría negando esa alegría efímera pero alegría alegría. la de imaginar. y suspirar al final.

es un decir. o sea, a mí ni me gusta el chicharito ni tengo libros exitosos, ni en tijuana hay espectaculares de coppel.


anyway... como iba diciendo... el desengaño molesta, frustra, nos hace decir chingadamadreeee, cuándo me voy a encontrar al chicharito (hint: cuando vayamos a la coppel de manchester).
y tanto desengaño nos va haciendo más reacios a seguir fantaseando. a algunos no les amargará, sus imaginaciones se mantendrán inalterables (malditos, los envidio ¬¬).
pero otros iremos volviéndonos pesimistas, de esos que de verdad están convencidos de que las cosas bonitas no pasan nunca más que en historias inventadas.
o pesimistas de esos que en realidad no son pesimistas y sólo se dicen a sí mismos que las cosas bonitas sólo pasan en historias inventadas para sentir más bonito cuando les pase algo bonito.

iremos haciéndonos cínicos, iremos notando, cada vez menos, las cosas bonitas que sí pasan pero que no reconocemos porque no las hemos imaginado antes, o no son espectaculares como encontrarse al chicharito en coppel.

habrá quienes no, habrá quienes sí puedan apreciar sin broncas las cosas bonitas que les pasan. mis respetos para ellos (pero malditos, cómo los envidio ¬¬), habrá quienes sepan apreciar la belleza de encontrar a ernesto laguardia pidiendo trabajo en coppel. o a laura flores o a paris hilton o cualquiera de esas celebridades que avalan lo fácil que es estrenar en coppel.

hay una línea muy difusa entre conformismo y esa capacidad de la que hablo.

pero cuando encuentras un bonche de paquetes de skittles tirados en un camellón, aunque a lo mejor te gusten más los m&m's o prefirieras encontrar unas onzas de mota o un billete, no necesitas ser ningún iluminado para darte cuenta de que el bonche de skittles es mejor que nada.

o cuando piensas que no tienes nada de dinero y de la nada tu tía te da 50 pesos porque te vio rascando la alcancía de tu mamá... no es lo mismo, no es el billete de 100 que andabas persiguiendo, pero se necesita estar bien wey para no agradecerlo y salir corriendo a comprar cochinero.

o cuando una muchacha bonita, que sabe cómo llegaste a sentirte por ella y a pesar de tus torpezas (habrá quien no haga torpezas frente a muchachas bonitas y MALDITOS FUCKERS, LOS ENVIDIO A LO CABRÓN ¬¬)... a pesar de tus torpezas, digo, te invita a dormir con ella, aunque sabes que "dormir" no significa "contraer nupcias", de todos modos haría falta poseer un grado superlativo de imbecilidad para no apreciar lo bonito que hay en esa invitación.
...especialmente cuando la alternativa es una cama mugrosa, ruidosa y estrechísima que no te deja dormir porque cada vez que te acomodas se queja .. cueeeeeeeeeeeeeeeeeeeec.

y yo no soy una imbécil... aunque a mis ochenta y tantos sigo amando fantasear, sigo haciéndome ideales de lo más ñoño y forzado, sí prefiero mil veces una alegría inesperada, por pequeña que sea, a un gustazo mega espectacular anunciadísimo y que al final resulte no ser lo que quería.

por lo pronto, cómo me envidio ¬¬

6 comentarios:

Alejandro Rivera dijo...

ya no entendí si debo envidiarte o no, así que al azar decidí no envidiarte, pero tampoco me envidio, estoy jodido



Anónimo dijo...

yo también prefiero "una alegría inesperada, por pequeña que sea, a un gustazo mega espectacular anunciadísimo y que al final resulte no ser lo que quería"
excelente! :D



Lyss dijo...

Je! me gustas



Nana dijo...

Me encantan tus post, sal conmigo. Es una propuesta no indecorosa



Nana dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.


lluvia dijo...

sure, mañana descanso