De mi relación fallida con el sexo masculino

jueves, 21 de octubre de 2010

Fuera de hablar de mujeres y los atributos que las hacen atractivas a nuestros ojos, películas de zombies y algunas de balazos, no tengo tema de conversación con un hombre heterosexual. No me gustan los deportes, incluído el futbol (me fui a meter a una cantina a ver partidos de furcho, la manera en que la gente se enajena y grita y vocifera contra el pendejo que no detuvo el gol o el pendejo que no la tiró bien, es... ¡otra cerveza por favor! sí oscura).
Debo atribuirle a esto que mi educación primaria la cursé en una escuela para niñas, y que al entrar a la secundaria, en ese hervidero hormonal, yo no entendía por qué chingados los morros tenían que estarle a una chingandole la vida, y mucho menos entendía por qué me gustaba una niña. Pero lo que no podía negar era que me gustaba tocarle sus partes y olerla y así.
Hubo una temporada que no me gustaba ninguno de los muchachitos pendejos que tenía por compañeros. Y una vez por poco me visto de niño para sorprender a una compañera y que dijera no mames, pareces un niño... (sí, la misma que dijo terminando la secundaria que yo estaba que babeaba por ella, pero la neta no me acuerdo, debió haber sido así... yo creo).
En la prepa yo seguía sin agarrarle el rollo a eso del sexo masculino, así que seguí manteniendo relaciones de amistad sólo con mujeres, como siempre he sido chaparrita, me traían como la mascota del equipo (los hombres) yo me dejaba estimar (que no querer, ni toquetear, no eran zoofílicos mis compañeritos).
Hubo un tiempo que nadie me gustaba, ni hombres ni mujeres. Y como se me hacía mal pedo que me gustaran mis amigas, entonces mejor tendía por hacerme de la vista gorda y muy en la onda de me vale pito eso de los novios y los besuqueos y los embarazos no deseados.
Todavía no sé qué pedo con los hombres. Siempre he sido muy de la onda cooperativa-horny-no-hay-pedo-en-esta-ocasión-yo-pago-yo-puedo-hacerlo-no-hay-pedo. Cuando descubrí que el drama los hacía sentir infelices valí pito, porque la drama queen que había en mis interiores salió a flote y es momento en que puedo convertirme en una masa amorfa de culpas, exageraciones y echadas-en-cara, lágrimas y mocos. Mal pedo. En ocasiones me dan ganas de sacarme el útero con todo y matriz y lo que salga, menos el clítoris, claro.
Algún día sabré relacionarme en sociedad sin caer en lo enfermizo y así.
Espero.
Mientras tanto en mi burbuja suena I believe in miracles, you sexy thing...

3 comentarios:

Unknown dijo...

La secundaria es la etapa mas culera conflictiva y llena de limbos mentales, una muy amiga decía "todos somos deformes y feos en la secundaria" no solo a lo fisico sino a todo este movimiento revolucionario, el DRAMA QUEEN comienza cuando vives y te arriesgas a EXPERIENCIAS NUEVAS, a veces podemos llegarnos a arrepentirnos, pero no hay pero que valga el descubirir las cosas que te cagan para no hacerlas, o por lo menos ecadirlas lo mas que podamos.

ME ENCANTO TU NOTA, muy de tripas!



Anónimo dijo...

LA FARSA DEL SIDA: Alfredo Embid habla
Desde hace décadas hay numerosos científicos, médicos e investigadores que saben que el SIDA es, de nuevo, un montaje de la asesina industria farmacéutica mundial para reducir población, bajar la natalidad y eliminar población con los supuesos medicamentos que, hacen justamente lo contrario de ayudar: matan, a la vez que ellos se enriquecen aún más.

Alfredo Embid, coordinador de la Asociación de Medicinas Complementarias expone con argumentos irrefutables la verdad de la estafa genocida del SIDA.
http://teatrevesadespertar.wordpress.com/2010/08/30/la-farsa-del-sida-alfredo-embid-habla/



Lala dijo...

Curioso. A mi me pasaba todo lo contrario. Yo quería ser un hombre, me llevo muy bien con ellos. Me encanta platicar con ellos, su manera de pensar y ver la vida sin tanta jodida complicación y telaraña y media que nos creamos las mujeres. Sus pasatiempos más divertidos, el poder hacer cosas que a mi no me permitían porque "era una señorita".

Yo siempre pensé que algo estuvo mal conmigo y que yo debería ser un hombre para no tener qué estar sentadita jugando a las muñecas, bonita, perfecta, maquillada, linda-linda por si aparecía el príncipe azul. Cuando la adolescencia y cuando veía que hallaba más atractivas a las chicas ocurrió la cumbre de mi teoría de "algo salió mal conmigo" y se me quedó esa costumbre de vestirme de niño cuando me siento triste, insegura o etcéteras.

Luego decidí que aunque físicamente las mujeres me encantan, intelectualmente los hombres son mi máximo. Y entonces inicié el bonito y raro camino de "yo le tiro a todo lo que se ponga enfrente"... bueno no, tampoco, pero lo que caiga, hombre o mujer, tiene sus pros y contras y ambos son opciones para enamorarse estúpidamente.

Qué bonito post, gracias por escribir.