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Infidelidad

domingo, 4 de octubre de 2009



Las situaciones de infidelidad no son todas iguales. La infidelidad es vivida en casi todos los casos de manera muy intensa como una traición a la relación. La infidelidad consiste en la ruptura de la confianza entre la pareja porque algún miembro d la relación tuvo ciertos deslices con una o más personas fuera de su relación.

Las infidelidades con conocidos o compañeros, las citas clandestinas, o el contacto corporal erógeno sin relaciones sexuales, por un lado, y las reuniones o comunicaciones con las ex-parejas, por el otro, suelen ser temas intensamente discutidos en relación a la ocurrencia o no de una infidelidad.

Los motivos de la infidelidad

quizá lo que establece más notoriamente el carácter de traición o infidelidad sea el secreto y la mentira, el intento deliberado de desorientar a la pareja respecto a la ruptura del acuerdo de monogamia.

Esta definición de infidelidad intenta asimismo enfatizar el carácter intraconyugal de la ruptura del acuerdo, mientras que el término adulterio probablemente debería reservarse más bien para la violación del acuerdo extraconyugal, es decir, legal o religioso.

MARIJO N.

Políticamente Erecto

viernes, 2 de octubre de 2009

Esta entrada es creación de B.tO; mi invitado. Pero como a mí no me quieren en gaycolectivo no les importa que mi invitado no tenga su banderita heptacolorida. Como sea, el post, que es lo importante, está aquí:


¿Te molesta si te llamo puto? ¿Qué tal si te digo loca, maricón, muerde almohadas o sopla nucas? ¿Tú eres machorra, chancla o carpet muncher? ¿Te gusta ser una vestida? ¿O prefieres que te diga Gay, Lesbiana, Bisexual, Transgénero o Intersexual? ¿Lo tuyo es desviación, preferencia o determinismo sexual? ¿Qué no es lo mismo? ¿Estoy siendo políticamente incorrecto? ¡Perdóneme usted, pero esa es mi intención!
Satanizar las palabras siempre me ha parecido una práctica terrible. Puta, por ejemplo, tiene un sonido tan bello que merece ser transmitido en Televisa durante el horario familiar. Pero no, las fuerzas de la censura – por cierto, el término políticamente correcto ahora es discurso selectivo – se escandalizan cuando las letras se unen y reflejan una realidad que nadie quiere ver. Declaro estar completamente en contra de los términos políticamente correctos. Aunque he de admitir que en un principio la idea no es tan mala, existen palabras en nuestra lengua que se han usado con una connotación enteramente negativa y cargada de odio, esos términos han pasado a la historia y a pesar del supuesto avance la humanidad siguen siendo una herida en carne viva que no pueden ser usados sin transportar a quien los escucha a un pasado doloroso, que nadie quiere recordar pero que es imposible dejar atrás.
No se puede negar que las palabras hieren, marcan y no se puede subestimar su poder para permanecer en la memoria colectiva. Sin embargo, el problema de intentar censurar ciertas palabras viene cuando se intenta sanar estas heridas tapándolas, creyendo que si le ponemos muchos curitas a la hemorragia podremos detenerla, o por lo menos hacer que no se vea tan fea. Entonces, endulzamos la realidad, maquillamos el pasado y disfrazamos el presente ignorando que el problema de la discriminación y las soluciones a éste son mucho más profundas, complicadas y representan un reto – decir que tienes un reto es la manera educada de señalar que la estás cagando –enorme para la sociedad, la cual encuentra mucho más fácil negar que estos problemas alguna vez existieron. Y ¿qué mejor manera de negar la discriminación y el racismo que borrar cualquier posible rastro de éstos? ¡Ocultemos la palabra y solucionamos el problema! ¡Ataquemos el diccionario y viviremos por fin en armonía! Pero, ¿si cambiamos las palabras cambiamos los significados? Los promotores de lo políticamente correcto parecen ignorar por completo que el problema está en las actitudes, no en las expresiones. Mucho menos dan señales de estar enterados que la discriminación es una acción inherente al ser humano que todos cometemos diariamente. El simple hecho de tomar una decisión, implica discriminar: observar las diferencias naturales entre dos objetos, personas o circunstancias, analizar y valorar cuál de todas las opciones preferimos. Sopesar las diferencias que marcan a cada quien y decidir qué es preferimos, nada más normal, nada menos penado que eso. Puedo asegurar con toda la tranquilidad del mundo que yo discrimino por lo menos una vez al día, y no me siento culpable. Después de todo, ¿no vivo en una sociedad en la que tengo libertad de discurso, expresión y decisión? ¿No hemos luchado lo suficiente por conseguir estos derechos como para ahora subyugarlos ante la mascarada y el simulacro de batallas que aún no hemos ganado? En Estados Unidos, por ejemplo, un par de hombre anglosajones pueden competir por un trabajo y el empleador puede decidir libremente a quién contratar sin que se le acuse de discriminación – aunque literalmente la está cometiendo -.
El problema viene cuando alguno de estos dos contendientes es negro o mujer u homosexual abierto; el empleador no puede tomar una decisión sin correr el riesgo de ser señalado como racista, sexista u homofóbico. Otro ejemplo, un caricaturista europeo puede sin problemas dibujar una tira cómica sobre los desvaríos y desatinos de la iglesia católica, pero que no se le ocurra dibujar a Mahoma y criticar las conductas y percepciones extremistas del Islam, porque entonces es un periodista insensible, irresponsable retrógrada e inculto. No sé a ustedes pero a mí todo lo anterior me huele a condescendencia. Porque yo soy un ser superior que solía oprimirte, maltratarte, hacerte a un lado, atacarte porque eras inferior y diferente, porque no te comprendía. Ahora te trato con todo cariño y con la más extrema consideración, te doy lugares que no te pertenecen, te llamo nombre que no son tuyos y te doy un trato que no le doy al resto de mis iguales, porque sigo considerándote diferente e inferior, porque sigo sin comprenderte.
Han cambiado las palabras, ahora son más suaves, más elaboradas, más temerosas, más correctas. Sin embargo, la actitud sigue siendo la misma y yo nunca he sido admirador de las soluciones de forma. No voy a negar que aún existen conflictos sociales, desigualdades, discriminación e violencia en contra de cualquier grupo minoritario, al contrario seré el primero en denunciarlos. Sin embargo, estos problemas no tienen base en la discriminación o en la desigualdad; tienen base en el odio, en el miedo, la ignorancia, el sentimiento de superioridad y la opresión. El problema jamás ha estado en la palabra joto está en la manera en la que se dice, en el significado oculto, en todo lo que se enuncia entre líneas. El lenguaje, a final de cuentas no es enteramente objetivo, se presta a interpretaciones y es ahí donde radican los problemas sociales. Las palabras no guardan ninguna intención, no retienen odio, ni lástima; las personas son las que poseen y reflejan en su hablar todas estas características.
El censurar y vetar la mitad de las palabras en nuestros diccionarios sólo porque hieren a ciertas personas no van a resolver los problemas de éstas. Mientras exista alguien que odie o que se crea superior a otro, habrá los términos para ofenderlo y hacerlo sentir menos; mientras tengamos la intención de separarnos de los demás, de no respetar sus diferencias y de querer ser moralmente desiguales existirán los medios para hacerlo. Discúlpame entonces si no soy tan correcto como desearías, pero eres igual a mí y no tengo que llamarte con redundancias de doble moral.

Tolerancia

jueves, 1 de octubre de 2009



Hace un tiempo platicaba con Seudas acerca de la apertura que hay en mi casa para hablar de tomas relacionados con la homosexualidad. Le decía que parte de esa “naturalidad” con la que vemos y hablamos del tema se lo debemos a la cercanía de “Laura” una hermana menor del esposo de la hermana de mi mamá.

Laura siempre ha estado presente en nuestras vidas; mi mamá cuenta que cuando eran pequeñas y se organizaban concursos en las fiestas y ferias de la colonia donde vivían. Laura participaba al parejo de los niños y por lo general ganaba.

Yo, la recuerdo llegar siempre con su pareja Ana, como cualquiera de las parejas de mis demás tíos y tías. Y nunca nos causo extrañeza. Al contrario, creo que el comportamiento de ellas siempre ha sido tan natural que nunca nos ha surgido el preguntar el porqué dos mujeres llegaban de la mano y por lo general cuidando a la mamá de Laura.

Hace un par de días, fue a casa de la hermana de mi mamá y mis primas muy emocionadas me dijeron que tenían un DVD donde se habían pasado todas las películas tomadas en muchos eventos familiares, empezando por la boda de sus papás (hace casi 35 años).

Fue impresionante ver a mis tías y a mi mama súper jóvenes vestidas con pantalones acampanados, viajando a Acapulco en el Valiant Acapulco de mi abuelo, ver sus días de campo en Ixtapan de la Sal Los cumpleaños de todos nosotros. Ver a mi abuelo, una vez más.

Pero lo más impresionante fue ver la graduación en la UNAM de la carrera de medicina de Laura. Mientras sus compañeras portaban vestiditos muy monos blancos, el cabello con mucho volumen y maquillaje nacarado; Laura llevaba un traje blanco impecable de saco y pantalón, muy masculino, con corbata, gafas de aviador y el mismo sentido del humor con la cámara que siempre lleva a las fiestas… en el año de 1976.

Quizá si ese video fuera actual no causaría sorpresa. Pero creo que en esa época, una mujer vestida a la manera masculina y comportándose a la manera masculina si es muy peculiar e impresionante.

Y ahora que leo a los blogger de éste Gay Colectivo; los problemas que enfrentan con sus familias, sus sociedades y a veces con ellos mismos no dejo de agradecer la apertura y la mente abierta con la que fui educada.

Me preocupa saber que aún en esta época se sigan juzgando a todos niveles las preferencias sexuales de cualquier persona.

Me preocupa saber que apenas hace un par de años mi mejor amigo fue golpeado en el centro al salir de un antro gay de la mano de su novio.

Mis papás siempre me dijeron que lo pasara en mi cama y en la de los demás eran cosas que no sólo no le importaban a los demás, solamente a los involucrados. Siempre y cuando no se le hiciera daño a nadie.
El respeto que me inculcaron no solo por las personas de preferencia homosexual, sino con todas las personas. Laura y Ana siempre han sido mis tías y siempre las he respetado.

Platicaba con mi ex novio de, en caso de tener hijos juntos, cómo los educaríamos. Su mejor amigo es también (casualmente) médico y ha vivido los últimos 15 años con su pareja: otro gran médico, por lo que nuestros hijos crecerían conviviendo con parejas de tíos muy diversos: Con su tío Julio y su esposo Luis; con su tía Seudas y su tío Xellif en una pareja muy rara; sus tíos José y Manu, ventrílocuos “cubanos comunistas y putos” (como ellos mismos se describen) armando el guiñol para sus compañeritos del kinder; su tía Natalia que les mande dulces del Cervantino; con su tía Nerdest que los lleve a comer hamburguesas al Carl’s Juniors (pero no dejaremos que les den drogas) y por supuesto con sus tías Laura y Ana cantándoles las mañanitas en todos sus cumpleaños.

Y vas a terminar sooooooolaaaaaaa...

La primera vez que leí un libro con contenido gay, la alerta era bastante directa: los gays mueren de SIDA, solos, sin glamur, sin amigos, sin dinero, solos.

Después de toda la fiesta, después de todas las plumas, de lo hermoso, de lo vivo, venía lo infecto, lo enfermo, lo que daba vergüenza y asco. Lo que daba miedo.

Como cuando te apagan las luces y es hora de retirarte de la fiesta, la celebración de la vida.

Pero ¿por qué pintarlo así? No recuerdo el nombre del libro, pero sí que era la historia de una vestida cubana, y de muchas otras, que iban asesinando, en diferentes puntos, sólo por el simple hecho de tener verga y animarse a usar vestido. De rasurarse la barba y el bigote y pintarse los labios de color rojo. Rojo sangre… como la que derramarían después.

Luego leí otro que más o menos trataba de lo mismo. Vejaciones, abuso sexual, un morrito caminando por aquí y por allá, buscando un lugar para quedarse y pagando con cuerpo la cuota. Porque cuando no se tiene feria, se paga en especie.

¿Por qué la decadencia?

Aún no me lo explico…

Si bien no todo es fiesta, bien podría serlo. Después podría venir el mensaje de este post sobre el uso del condón y miren muchachos no se arriesguen está cabrón, pero… ¿realmente interesa? ¿Podemos quitarnos de la cabeza el ‘se me hizo fácil’? podrá quitársenos un poquito lo pendejo y reflexionar que luego de las plumas viene lo infecto, o es sólo mi concepción infantil de que si te la pasas bien, debe haber un castigo, por toda la felicidad que recibiste…

Pinche moral.

Pinche irresponsabilidad.

Literatura Gay



Que tal Blogger´s, este es mi primer post. En realidad me pidieron escribir sobre literatura gay. Y comentaré algo sobre un libro de cuentos eroticos (que debo confesar es de mis favoritos, me lo obsequio mi prometido) llamado "Por la carne también" y del que quiero comentar en especifico, un cuento sobre dos chicas que se encuentran en la prepa, en un taller de teatro. Entre compañeras siempre se preguntaban como sería ser lesbianas (Ja, porque, para variar era un colegio de puras "Sritas." ) Se preguntaban si no les daría asco tocarse o besarse. Entonces, este par de compañeras un día se quedaron tras bambalinas (no se si se escribe así) y en la obscuridad, sin nada que decirse. Empezando a respirar aceleradamente, como con la intensión de hacer algo, sintiendo la adrenalina por todo el cuerpo. Y sin más que decir, se perdieron el asco, se quitaron la duda y se supieron lesbianas.

Yo creo que la literatura es una puerta muy importante para adentrarse en cualquier tema. Es la manera de conocer más de un tema, una sola perspectiva, es sacarte de la duda o hacerte más preguntas. Es la posibilidad de experimentar desde el punto de vista del escritor, de como vive, siente, percibe o imagina cualquier situación en su vida. Y, hablando en especifico de la sexualidad, la literatura es una puerta más. Vaya, una herramienta para poder conocer del tema y darnos la pauta para entenderla o tolerarla, aceptarla o rechazarla. De sentirte comprendido o poder definir, aun más, tu sexualidad como individuo.

Para mi, la literatura es una ventana a un horizonte tan amplio como un millón de posibilidades.

La disfruto. Gay, heterosexual, romántica, de suspenso, para mi es un goce.


Pulann P.

I’m Never Been To Me:

miércoles, 30 de septiembre de 2009



La Representación del Drag-Queen en

Las Aventuras de Priscilla, Reina del Desierto (Stephan Elliot, 1994)


I've no doubt you dream about the things you'll never do
But, I wish someone had talked to me
Like I wanna talk to you


Hace quince años se presentó en Festival Internacional de Cannes la que ahora es considerada una película icónica y de culto: The Adventures of Priscilla, Queen of the Desert (Stephan Elliot, 1994). Esta producción australiana narra la historia de tres amigas que viajan de Sidney a Alice Springs para montar un show drag. A lo largo del viaje se nos presenta quienes son, dónde se encuentran, a dónde van, cuales son sus más profundos temores y sus más anhelados deseos.

Priscilla… es una película cómica que, además de ser sumamente divertida, es inteligente. Cuenta con personajes interesantes, un camino [los caminos de la vida…] lleno de reflexiones y aprendizaje. Plantea ciertas situaciones sociales, muestra la búsqueda de uno mismo, entre [muchas] otras cosas. En está ocasión les compartiré mi interpretación de los personajes principales: Mitzi De Bra / Anthony ‘Tick’ Belrose, Felicia Jollygoodfellow / Adam Whitely y Bernardette Bassenger.

[Advertencia: para el presente análisis revelo algunos elementos importantes en el desarrollo de la película. Una disculpa a todos aquellos que les molestan los spoilers. Eso sí, el que revele algunos puntos no significa que les cuente el final, eh.]

Mitzi De Bra (Hugo Weaving) es el personaje que guía la trama de la película, ya que es al que le piden montar el show en Alice Springs y organiza el viaje. Es un hombre que le gusta vestirse de drag-queen, producir shows drags y, además, tiene su línea de cosméticos. Mitzi es un personaje algo [bueno, muy…] complejo debido a que al inicio se presenta como un simpático homosexual, alegre, empresario y con proyectos. A lo largo del viaje, nos muestra sus miedos: primero, sus amigas no saben que está casado [y que el show es encargado por su esposa]; segundo, mucho menos imaginan que Mitzi tiene un hijo; por último, se encuentra preocupado por la aceptación de su hijo, tomando en cuenta que es un padre totalmente ausente… y gay/drag. Es la drag-queen que ama lo que hace sin entrar en una clasificación específica en cuanto a preferencia sexual ya que, a mi parecer, esto lo dejan un poco abierto a la interpretación de cada quien.

Felicia Jollygoodfellow (Guy Pearce) es una joven que quiere darse a conocer como la nueva estrella del drag show. De las tres es la más desinhibida. Se burla de la vida, muestra quién es, pero a veces no es consciente de algunas de las situaciones a las que se enfrenta. Tiende a ser algo inmadura en algunas actitudes que toma y comentarios que realiza hacia los demás. Es un tanto infantil [como se puede comprobar hacia el final de la película]. Representa a la drag-queen gay, que se muestra tal cual es, sin tapujos, orgullosa y segura de lo que es.

Bernardette Bassenger (Terrence Stamp) en una transexual que acaba de perder a su joven pareja. Para levantarle el ánimo, Mitzi la invita al viaje, para recordar sus buenos tiempos en el grupo drag, Les Girls. Es recatada, correcta, con un increíble porte. Bernie ya es una persona entrada en años, se hacia establecida, en orden y lista para disfrutar del resto de su vida con alguien. Al haber perdido a su pareja, se muestra perdida y busca a aquel caballero de brillante armadura que la pueda rescatar. Es la drag-queen transexual que ya tiene experiencia y busca una estabilidad.

Entre estos personajes se crea un equilibrio perfecto que hace que la película transcurra de manera amena. Todos invitan a la reflexión en cierto aspecto de las vidas: Mitzi, en aceptar lo que verdaderamente somos; Felicia, al disfrutar la vida y estar orgullosos de lo que somos; y Bernie, a luchar por nuestros sueños.



De ligues y relaciones humanas


El lunes, mientras platicaba con Gezeta respecto a como tratar este tema de "ligar", le comentaba que antes [y si, tal vez ya estoy viejo =( ] usabas esta palabra para referirte a que una persona te gustaba y te latia para tenerlo de novi@, pero ahora "ligar" se usa mayormente para cuando te gusta alguien y simplemente tienes ganas de besarte, fajonearte o simple "sexearte" con el o ella, sólo por el hecho de que te gusta. Y es que a casi todos (por no decir todos) nos ha pasado la idea, al menos por la cabeza, de querer ligarnos a alguien, pero por qué?

Como no pretendo terapearlos ni mucho menos, hablaré en un aspecto mas personal de mi persona de mí XD: Muchas veces he visto pasar a gente que simplemente me llama la atención y pienso "cómo no me ligara a ese wey", sin pensar en algo más especifico que sólo eso. Pero tambien estan las veces que tengo "ganas" de ligarme a alguien con un fin sexoso, y te vales de las miles de herramientas que ofrece el internet, como chat o páginas dedicadas como Manhunt, donde aparte te encuentras con otro mundo de personas que buscan "ligar" igual que tú.

Todo esto del ligue es como que la forma en que ahora se relacionan muchas personas (y me incluyo). No es como que conozcas a alguien por casualidad, platiquen, se conozcan y tiempo después lleguen a convertirse en buenos amigos, y a partir de ahí ver que se puede llegar a dar después, sin embargo, al ligarte a alguien, todo este proceso se puede llegar a dar incluso en una sola noche, imagínate cuando te has ligado o te han ligado en el antro, para lo que sea que haya sido, ¿cuánto tiempo te lleva conocer a la otra persona? Desde las personas que buscan una relación de noviazgo, hasta las que lleguen a buscar simplemente sexo. Y es que ligar no es solo ver a una persona e "irse contra ella", también involucra una pequeña plática, conocerse y saber si es el tipo de persona que estas buscando, con la pequeña diferencia de que ésto se da de manera algo "express".

También he llegado a pensar que "ligar" puede verse como una forma "fácil y rápida" de conocer a una persona, cuando te sientes solo, y no me refiero en un aspecto de soledad cuando estás deprimido y arrumbado en tu habitación, si no simplemente cuando piensas que te gustaria estar con una persona en un momento determinado. En lo personal, a veces después de conocer a alguien por internet, he llegado a pensar que al final simplemente quería estar con alguien con quien platicar, de alguna forma sentirte "atendido" o "querido", tal vez esas no son las palabras correctas, sino simplemente que ese alguien esté ahí, aunque sea sólo un momento, no sé.

Pero entre que son peras o son manzanas, muchos seguiremos con este estilo de vida, que como dije parece la nueva forma en que se relacionan muchas personas, y mientras todos seamos felices así ¡pues que el mundo gire!

Ensayo sobre el flirteo

Soy tan ñoño que no sé lo que es flirtear. Bueno, sí sé, pero nunca me funciona. Siempre he querido ser un poco más extrovertido y coqueto. Y poder ligarme a quien yo quiera en donde yo quiera. Pero soy un perdedor sin cartera, sin carita y sin verbo y pos así ni cómo hacerle.

Tampoco soy un virginal perdulario que se ha dedicado su vida a vestir santos y cantar canciones de las hermanas Ursulinas en el convento mientras hace rompope. No. Todo, creo, ha sido producto de muy buena suerte que he tenido en eso de las cuestiones ligatorias.

Increíblemente, o no tanto. Todas mis relaciones excepto dos, o tres han estado relacionadas con la virtualidad y ahí, ahí sí me muevo como pez en el agua. Tengo verbo, un blog, y dibujo ¿quién podría resistirse a esos encantos? ¿Nadie verdad?

Bueno, todas esas relaciones de las que platico se han ido desarrollando vía internet. Todo el protocolo referente a conocerse, decirse cosas cursis y la palabrería rara. Aclaro que no son relaciones que se dan por internet. Son relaciones que se dan de persona a persona, el internet sólo me ayuda en esa etapa en la que más es necesario hablar y decir cosas bonitas.

El interné pues, ha sido un medio que me ha ayudado mucho. Pues en ciertas ocasiones soy bien puto para decir las cosas de frente y sin rodeos, como acá. No sé si a muchos les suceda así, pero al menos para mí es más fácil decir las cosas con algo más que no sean palabras.

Varias veces he intentado, cuando veo a alguien que me gusta hablarle, pero luego me cuesta trabajo el paso más importante que es la decisión. Termino perdiendo la oportunidad o cagándola, arruinando el momento con los comentarios menos oportunos para cada ocasión -mi especialidad-.

Como la vez en que conocí a un tipo -en un antro gay - que me decía que NO le gustaban los antros gays. Supuse entonces, que estaba ahí por la misma razón que yo, de acompañante. Aproveché pues, para hablar pestes del antro gay más popular de la ciudad, mencionando cómo la gente que allí asiste parece escenografía por encontrártelas cada vez, y en el mismo lugar. Como si no tuvieran nada mejor que hacer. Me dijo que él bromeaba con respecto a lo de los antros. Que SÍ le gustaban y que ÉSE, el más popular era su favorito, y que entonces ÉL era escenografía de ése según yo, porque salía con sus amigos CADA fin de semana. No hace falta decir que mi intento de ligue no funcionó por muchas y obvias razones.

O como la vez en que invité a bailar a alguien y él parecía muy feliz. Yo estaba super encantado hasta que me dijo la verdad. Me usó, diciéndome que no dejara de bailar con él para darle celos a su novio que nos veía a lo lejos. Y cuando volteé a ver a su novio se me cayeron los calzones, porque el novio era de esos que miden como 2 metros y que van al gimnasio y que tiene cara de pocos amigos y que son de esos que cuando chiflan en la calle salen como 20 cabrones más.

Nonono. Ligar no es lo mío. Como dije, lo mío han sido golpes de suerte y estar en el momento adecuado con la persona adecuada, con todas las estrellas y los chacras alineados. Y bendecido, además por poderes divinos. Porque cuando intento ligar siempre la cago. O siempre SIEMPRE por alguna razón pasa algo que me hace pensar en que yo estoy hecho para dar consejos sobre cómo liagr pero no para hacerlo por mi propia cuenta. En teoría soy bien chingón y puedo ayudar a mis amigos, pero a la hora de la hora la práctica es otra cosa.

MIENTEN

martes, 29 de septiembre de 2009



Quien les Haya dicho que enamorarse o les guste un buga no los va a llevar a ningún lado, MIENTE, siempre puede haber una amiga/novia/conocida (del buga) perversa que anime a su amigo/novio/conocido a ir mas allá de donde él solo, no irá. 





He Dicho

El Amor Que Destruye lo Que Inventa



Hola, Gaycolectivo! Yo soy Saline, autor de “Odio el tomate” y soy el invitado de Xellif en ésta semana. Después de un intensísimo debate del que casi no salimos vivos por fin llegamos a elegir un tema; decidimos hablar de algo que a todos nos pasa, a algunos muy feo, a otros más leve, pero siempre, sin excepción, y esto es enamorarse de un heterosexual.

Y es que, seamos francos, ¿a quién no le ha pasado? Vamos, levanten la mano todos los que hemos caído en esa trampa. Veo que todos la alzaron… Bueno, hablo de la gente que vive en mi mente, pero estoy suponiendo que en la vida real el efecto fue el mismo.

Esto ocurre sobretodo en la adolescencia, esa época en la que aún se piensa que los niños sólo se pueden juntar con los niños y las niñas sólo con las niñas, y quién se atreva a romper este sagradísimo mandamiento de joto/torta no baja. Pero, ¡oh sorpresa! Esa etapa coincide con la etapa donde nos damos cuenta de que nuestros cuerpecitos prepubescentes reaccionan con las feromonas de los niños y no de las niñas. Como es normal, los chavitos se sienten confundidos y buscan esconder su pequeño problema. Bueno, no soy Químico (aún), pero eso a mí me suena a problemas.

Obviamente yo viví eso cuando aún era un pubertito de secundaria: fue horrible, doloroso e incluso llegué a ser parte de la minoría de la que Nerdest y Becky recién hablaron. Pero tuvo algo bueno: sólo las personas allegadas a mí se enteraron de qué sucedía.

Así que haré un leap temporal hasta mis años de prepa, cuando ya todo mundo sabía de mi jotería. Resulta que para esa época fui a enamorarme de uno de mis amigos, cuyo nombre clave será Wero. Y no sólo me enamoré, si no que literalmente me traía babeando el chico. Hacía de todo por él, le llevaba comida, jugaba con él, en cuanto acababan mis clases iba corriendo a su salón…

¡Pero resulta que no sólo a mí me gustaba! Hubo un grupito de chicas que también se dedicaba a revolotear entorno suyo. Obviamente, cada uno intentó defender lo que proclamábamos territorio nuestro, por lo que rápidamente empezó la guerra de intrigas entre los pretendientes, llegando a la destrucción de unas cuantas amistades.

Sí, estábamos locas por él. Para no hacer largo el cuento llegó un momento donde todos “superamos” al Wero, cada quién con su forma muy especial… Bueno, la mayoría lo superó de verdad, pero yo, que soy tan inteligente, no me cansé de demostrarle lo mucho que lo había superado, qué tan fuerte era ahora… Sólo para luego volver a derretirme en sus brazos…

Definitivamente fueron meses negros para mí, sobretodo por que el hetero en cuestión no fue tan amable como para decirme “No, putito, no”, si no que siguió dándome alas, y más alas, hasta que llegué bien arriba…

Entonces abrí los ojos. Y me di cuenta de lo mucho que me había humillado todo este tiempo, lo mucho que sacrifiqué de mí y todo, ¿para qué? Para volverme la comidilla de la escuela (“Sí, ese Saline se la pasa en baba por Wero que nunca le va a hacer caso”) y para que, un día, de buenas a primeras, Wero apareciera con novia (maldita zorra desgraciada… Lo bueno es que ya lo superé, ¿eh?)

Pero bueno, eso fue hace dos años. Él sigue con su novia desde entonces y yo sigo intentando demostrarle que soy mejor que él (vienen a mi mente unas líneas de Vicente Quirarte que dicen “Temibles, los dolidos: el orgullo de estar muriendo en vida los hace arrasar con todo”). Poco a poco lo voy superando, día por día. Aunque puede parecer que me fue mal, esa experiencia me hizo madurar muchísimo; gracias a él soy la persona que soy ahora. Duele aún, sí, la memoria es una tumba perpetua. Pero voy sobreviviendo.

Paso a dar mis conclusiones porque esto parece ya un testamento. Definitivamente, enamorarse de un heterosexual es algo que a todos los jotitos nos va a pasar en nuestra vida. Los más grandecitos leerán esto y dirán “Jeje, no estuve tan jodido” o “Yo saco el tequila, tú pon las rancheras, emborrachémonos juntos”. Si hay algunos más jóvenes, pensarán “No mames, ¿eso me va a pasar/eso me está pasando?”

Creo que esto es una especie de “iniciación ritual” que todos debemos enfrentar una o varias veces en nuestra vida. Nos hace más fuertes; nos prepara para que, después de eso, ya podemos llegar al gran mundo gay, donde hay muchos hombres y mujeres (dependiendo de los gustos) escasos de ropa dispuestos a curar nuestras heridas. Está ahí para que podamos decir “Sí, yo pasé por eso, y es normal” y creo que es de las pocas cosas que nos dan unidad como homosexuales: Nosotros pasamos por eso, los bugas no.


PD: El título viene de un libro de Vicente Quirarte. Si tienen oportunidad de leerlo (o de leer cualquier cosa de él), ¡háganlo! No se arrepentirán. Todo él tiene el sello Saline de calidad :D

La Homosexualidad a los Ojos de los Heterosexuales



El tema ha dejado de ser tan polémico debido a que conforme pasan los años, la gente –por suerte- ha ido aprendiendo cómo ver más allá de sus prejuicios; sin embargo, las posturas de extrema homofobia siempre están presentes, en especial en un país y en un contexto sociocultural como el mexicano.

Es difícil generalizar en cuanto a la visión de la juventud heterosexual acerca de la homosexualidad, ya que mucho depende de la educación, la situación económica, la religión y otros muchos factores que yo no sabría nombrar con precisión. Pero es también cierto que los prejuicios hacia los homosexuales no son tan marcados en las generaciones jóvenes como en los adultos.

Desde mi humilde y heterosexual punto de vista, la homosexualidad no tiene nada de especial; es decir, me parece igual de útil hacer un escrito acerca de la gente pelirroja a los ojos de los morenos. La palabra tolerancia me parece que está infestada de hipocresía y mala leche. Decir que uno tiene una postura “tolerante” hacia las personas homosexuales es igual que dar un juicio de valor del estilo “al mal tiempo buena cara”, y no es de eso de lo que se trata.

Me parece que lo que hace falta es que la gente se de cuenta que no es que uno tenga que aprender a tolerar a las personas “diferentes”, sino acostumbrarse a no tener a quien joderle la vida por el primer pretexto que se les venga a la mente.

¿Utópico?

Por supuesto.

Cecilia Vargas Ramírez

Discriminación y condescendencia

Los heterosexuales tendemos a comportarnos raro junto a un homosexual. Algunos por querer ser políticamente correctos, otros por ser imbéciles y ponerse a insultar. La gran mayoría simplemente empieza a actuar diferente. En lo personal, yo he caído en ambas clasificaciones y me he dado muchos golpes por ello. He sido homofóbico y he sido políticamente correcto. Sin embargo, ambas posturas me parecen un tanto fuera de lugar. Una por intolerante, otra por ser demasiado condescendiente. De la homofobia se ha dicho mucho, y no me parece menester ahondar en dicho tema. Sin embargo, el segundo me parece un tanto importante.

¿Por qué condescendiente? Básicamente por el hecho de victimizar a un sector de la población. El decir ‘no bromearé con tal sector’ es decir que dicho grupo es tan vulnerable que no se le debe tocar. Es parecido a la gente que se abstiene de hacer chistes sobre judíos porque ‘sufrieron mucho en la segunda guerra mundial’. En cierto modo, tiene razón. Uno no debería burlarse de ello. Sin embargo, me parece inverosímil mantener en calidad de víctima a los judíos después de tantas décadas. No hago inferior lo que sucedió, pero me parece un estancamiento. Incluso las sociedades deben aprender a superar todo aquello que le ha sucedido con anterioridad y, hasta cierto punto, aprender a reírse de ello. De otra manera no podremos avanzar. Pasa lo mismo con los mexicanos, con los de raza negra, con los homosexuales.

Es cierto, a la homosexualidad se le tiene en calidad de víctima. Se piensa que protegiéndolos de comentarios y chistes –los cuales no necesariamente son homofóbicos- se resolverá el problema de discriminación. Esto es paradójico. Se les quiere tratar igual y darles equidad con un trato especial. Es decir, se quiere de un grupo discriminado hacer un grupo integrado a la sociedad no discriminada haciéndole una distinción. Fallamos en el mecanismo, pues esto tiene un tanto de discriminación intrínseca. Es un círculo vicioso el cual pareciera no tener fin.

De igual modo, los grupos discriminados se encuentran en una posición un tanto cómoda. Así como los mexicanos nos aprovechamos de nuestra traumática conquista para justificar todo lo que nos sale mal, los grupos discriminados usan su discriminación para justificarse. Se quedan en el papel de víctima, sin saber que asumir ese mismo papel trae consigo un tanto de discriminación. No hablo de no exigir derechos, sino de quedarse estático y decir que todo lo malo que nos pasa es por causas externas. Es el creerse víctima y el necesitar ser salvado como si uno fuera incapaz de hacerlo por su cuenta.

Pero, ¿entonces donde queda el punto medio? Pues en la comunicación de dos sectores sociales. El sector heterosexual debe aprender a distinguir entre la discriminación y lo ‘políticamente correcto’ y buscar el punto donde no se transgrede. Así como la comunidad LGBTT debe no ser tan susceptible y explotar por cada comentario sobre la homosexualidad que haga un heterosexual. Tanto la comunidad heterosexual y la comunidad LGBTT deben no caer en la homofobia ni en la heterofobia respectivamente. Pero tampoco caer en la hipocresía de no tocar nunca nada respecto a ellos. Los temas a los cuales somos susceptibles deben ser personales y no de sociedad, pues son distintos los límites dependiendo del individuo. Cada quién es susceptible a diferentes cosas y es ahí donde nosotros mismos debemos poner el límite, pero no a la sociedad, sino a aquellos con quienes convivimos.

No es cuestión de proteger, ni de crear una falsa convivencia amistosa, sino de reconocer, como reconocemos al vecino, como seres humanos y pensantes. El tratar de un modo especial a alguien más por ser parte de un sector social–sea de manera positiva o negativa- es, en cierto modo, denigrar su calidad humana.