Longing.

Muchas personas son símilares en cuestiones de atracción y obsesión, es por eso que hay tantas relaciones enfermizas.
Pienso que uno puede interpretar muchos sentimientos y sensaciones y pensar que es amor, como por ejemplo: atracción, obsesión, cariño, agradecimiento, admiración.
Pero muchas personas son (somos) parecidas en cuestiones de anhelar lo imposible. Odiamos lo fácil y nos obsesionamos con lo inalcanzable, construimos castillos en el cielo, nos traumamos con personas que ni siquiera saben que existimos; pedimos, suplicamos y añoramos una oportunidad y tratamos de encontrar algo que les demuestre que son los indicados para nosotros, que somos los indicados para ellos. Nos ponemos a su disposición, perdemos nuestra dignidad, pedimos tan poco y con tanta convicción que llega a ser patético.
Después, por alguna razón, alguien nos hace caso. Y entonces dejamos de desearlo.
Y que no se diga los que nos buscan, porque qué flojera, no? Alguien a nuestra completa disposición.

Sentimos emoción con nuestra vida de solteros, pero al mismo tiempo, miedo a la soledad.
Extrañamos la emoción al estar en pareja, pero nos sentimos seguros y tratamos de que aquella persona nos complemente.
No sabemos lo que queremos.

Y es que lo queremos todo en un mismo paquete: personalidad, genial sexo, buen físico para poderlo/a presumir con nuestros amigos, que se interese por nosotros, que sea cariñosa y amorosa, pero no hasta hartarnos de sus mieles y cursilería, queremos espacio, pero somos posesivos. Si no nos cela, es porque no nos quiere, y si nos cela, es un/una psicópata.

Somos todo eso y más. Queremos todo eso y más. Pero al mismo tiempo nada.

Y al final, uno núnca sabe lo que quiere, hasta que lo pierde. O no sabe lo que quiere, hasta que lo encuentra.

Hay un dicho que dice sino te esfuerzas, no vale la pena.
Y otro que dice que si te esfuerzas demasiado, es que no vale la pena.

Si la creencia universal nos dice eso, ¿cómo podemos ser felices siendo tan cambiantes?