Una de las cosas más raras para mí es la etiquetación de determinados grupos según la sexualidad que practican, como por ejemplo, que sin son heterosexuales, homosexuales, lesbianas, bisexuales, transgéneros, transexuales y desde hace como un año, intersexuales, pero ¿acaso una persona por ciertas prácticas debe ser catalogado en alguna de ellas? Esto lo digo por mi caso particular, puesto que les diré una cosa: yo no soy muy heterosexual que digamos, pero tampoco les digo de una buena vez que soy homosexual ¿si me entienden? Podrían ustedes pensar que yo tal vez sea bisexual, pero para esto debe de haber una interacción equitativa entre mi hipotética pareja y su servilleta (y claro, esto lo dice alguien que no ha tenido ni un@ pareja desde que uso de razón), o tal vez sería que fuera heteroflexible, pero para esto tiene que haber otras cositas para ponerme la citada etiqueta de una buena vez.
Como tengo ya la sospecha de que los estoy haciendo bolas en tan poco texto, sólo les comentaré que para mí, la sexualidad es el pleno disfrute de nuestro máximo placer sin pensar en “el qué dirán”, “el pecado” y otras telarañas mentales; y que cada quién tiene el sano derecho de disfrutarlo como se les pegue la gana. Por ejemplo, me pongo a mi mismo: me llaman la atención los hombres como fines de excitación y toda la cosa, pero cuando se trata del acto carnal, prefiero hacerlo con una mujer. Esto podría ser un síntoma de que tal vez esté en lo erróneo, no tenga identidad sexual (por lo que es urgente un acostón, según esta corriente) o que mi subconsciente me indica el quererme volver “machín”, la neta no lo sé, pero aún así la sigo disfrutando y listo, y si todo esto sigue así hasta los 30 o 40 años, pues no importa para mí. Al menos tengo la convicción de que estoy disfrutando mi sexualidad sin que alguien me diga “es que eres un maricón, no te gustan las viejas” o “no mereces ser homosexual, pinche reprimido de clóset”, porque como podrán ver, no soy ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario (al final resultó más revuelto que los cables de mi laptop, sorry). Es por eso que para evitarme problemas conmigo mismo, lo que pienso simple y sencillamente es lo siguiente: “Yo no soy hetero, ni gay, ni heteroflexible ni bisexual, solamente soy Pablo Cabañas y punto, y así me siento cómodo”, y por supuesto, a pesar de tener rastros de conservadurismos (secuela de una vida infantil idílicamente religiosa), disfruto como pueda y en la medida de mis posibilidades mi sexualidad, desterrando (o por lo menos, el intento de eso) las cucarachas dizque moralinas que pululan en mis neuronas. Y claro, déjenme decirles que aquí en mi ciudad, cuando me ven, piensan que soy un chavo tranquilo, desinteresado en el sexo y otras cosas, el cual también es aplicable para los amigos-colegas.camaradas del ciberespacio, pero nadie sabe que debajo de esa carita de niño inocente (a mis 23 años, zafo), existe un juguetón sexual con proezas más que nada teóricas, léase imágenes y dibujos (algunos míos). Práctica no tanto porque supongo que nadie (mucho menos en un ambiente tan libre como acá) se escandaliza por la masturbación.
Como sea, el caso es que ustedes, car@s lector@s, saben cómo se disfruta la sexualidad: hombres con hombres, mujeres con mujeres, hombres y mujeres, tríos, sadismo, masoquismo (o ambas), heteroflexibilidad, transvestismo, aclarando también que lo único reprobable en términos sexuales es la espantosa trinidad formada por la pederastia, necrofilia y zoofilia (bueno, cuando se trata de dibujos furry, como en mi caso, es aceptable); en fin, es una de las grandes revoluciones de los últimos tiempos, y claro estas luchas por la reinvicación de la diversidad sexual será considerada conquistas cuando ya la sociedad se quiten el chingado velo de la estulta mojigatería (Oh sí, vivimos en un país siempre fiel, puag).güey
De todas maneras, quiero expresar mis más sinceras felicitaciones por este aniversario de Gaycolectivo, permitiéndome participar como colaborador invitado, aprovechando su aniversario en este que es el blog de la diversidad sexual.
Desde la tierra de los panuchos, de la cochinita pibil y de la longaniza asada (especialidad de Valladolid, don’t forget), les saluda