Todos hemos ido al cine, supongo y ya en vueltecitas al cine casi estoy seguro que la mayoría ha ido al cine con su pareja en turno a ver una peli ya sea clasificación C, o ya sea una de Pixar, están los clásicos que se van hasta el fondo de la sala o donde no hay muchas personas y en lugar de ver la película hacemos algunas otras cosas, desde agarrar la manita, una caricia, un beso, o un ataque de besos en todo caso, casi atragantándose y obviamente en la clandestinidad de lo que se supone es "prohibido".
Interesante no?, y pregunto cuantos han hecho eso, yo creo que casi todos. Ahora, otra pregunta quien ha asistido a un cine porno???, si esos cines viejos generalmente, con posters de Matrix o Terminator con obvias razones de disfrazar un poquito el giro del changarro, los mismos que por fuera tienen generalmente un aspecto muy descuidado como si de edificio abandonado se tratara, hablo de exactamente aquellos con arquitectura algo antigua y decoración mas o menos desgastada, de cortinas viejas, aterciopeladas y pesadas, sip hablo de los cines porno.
Yo, yo si los conozco la primera vez por accidente y la segunda por puro morbo.
La primera vez como ya dije, fue por accidente; andando por el DF con unas amigas se nos hizo un tanto tarde por el eje central y pues dirán y eso que, eso no te lleva a un cine porno, pues no, esa no fue la razón, sino que ambos tres moríamos por ir al baño, entonces por el rumbo donde andábamos los locales comerciales y etc ya habían cerrado y a consecuencia de ello se nos ocurrió la maravillosa idea de ir al Cine Teresa a pedir chance para entrar al baño (al momento yo no sabía el giro del cine), bueno después de 5 minutos de intentar convencer al tipo de la entrada, éste mandó a mis amigas por unas escaleras y a mi por un pasillo, al comenzar a recorrer el pasillo mi oído se agudizó y comenzó a percibir los jadeos y gemidos que provenían de la sala donde se exhibia la película, en ese mismo momento supe de lo que trataba, llegando al baño me encontré con una multitud de hombres entretenidos con el/los vecinos de al lado, al momento me saqué un poco de onda y mejor me alejé, esperé se desocupara un cubiculo, me encerré, oriné y salí, no corriendo por que sería muy obvio, salí me encontré a mis amigas y nos fuimos de ahí.
La segunda y última vez, como ya lo dije, fue el morbo, el mero morbo (por que sabrán y si no lo saben, les confieso que soy Vouyerista, y mucho y si no saben que significa corran a wikipedia a buscar el significado) lo que me movió a entrar al dichoso Cine París en Aguascalientes, un pasillo largo que al avanzar oscurecía, al fondo un remedo de dulcería y la taquilla, me dirigí -aún nervioso- a ésta a pagar la cuota de 30 pesos por ingresar a la sala de cine, crucé la puerta de ingreso a la sala y me quedé parado por unos segundos mientras mis ojos se acostumbraban a la casi total oscuridad, a mi izquierda un chichifo fumando y escaneandome, subí los escalones mientras en los asientos se veían varios hombres metiendose mano ellos solos o a quien se dejara, morboseando, tocando y gimiendo, seguí subiendo hasta estar lo más alejado y ser solo un espectador de tal escena, la película, algo antiguo y estrictamente heterosexual, asientos mas delante alguien se levantaba y se dirigía buscando la cercanía de alguien más, cabezas que bajaban y volvían a subir, de pronto mi escena fue interrumpida por alguien que se sentó a mi lado y no se ni que dijo, pero las intenciones eran claras, me levanté y alejé, bajé los escalones, percibiendo ahora con mas claridad chicos que parecían ser universitarios o hasta más jovenes, señores de edad un tanto avanzada, uno que otro chacal y de la misma forma uno que otro intento de mujer, me dirigí al baño, la escena muy similar a la del cine del DF, con uno que otro hombre en la entrada checando quien entraba y/o salía, esperando la presa perfecta, solo di un vistazo y todos y todo muy agitado y cada quien en su rollo sin hacer mucho caso de lo que alrededor acontecía, salí del baño y me fui tal por donde vine, la entrada/salida, ya afuera contemplé por un rato el lugar, notando la salida de la iglesia de algunos para ingresar a ese lugar del que justo yo salía, después de esto continúe mis labores normales de ese día.
Mi visita al lugar no duró ni quince minutos, como ya lo dije, lo que me invitó a entrar mas que nada fue el morbo, puro y definitivo MORBO.