ANECDOTA DE ANTRO

Cuando salí del clóset -conmigo y con mis amigos más cercanos-, andaba desatada, quería conocer mujeres, tener una relación, no se, vivir la vida lencha loca jaja. Un día, mi mejor amigo de prepa me propuso ir a dar un rol por los lugares gays de esta primitiva ciudad, fuimos primero a un cantabar que está medio X, luego a otro bar que mejoró por mucho al primero y ahí ya andando un poco bebida -o un mucho-, conocí a una chavita, digámosle Ana, me invitó una chela mientras mi amigo y su compañero de pedas -ellos son bugas- se divertían al ver cómo ligaba. Pasó lo que tenía que pasar, nos besamos y nos besamos harto, luego fuimos a otro antro de súper mala muerte, que está horrible y espero no volver a pisar jamás y ahí nos acercábamos un poco más (maldita sea! ¿Por qué me cuesta tanto trabajo decir que en realidad fue un fajé?), yo ya andaba no peda, sino lo que le sigue. Al terminar la noche, por ahí de las 5 de la mañana intercambiamos teléfonos y cuentas de correos para agregarnos al msn. Al día siguiente mi teléfono no paraba de sonar con mensajitos de la tal Ana, creo que ahí fue como 'el ambiente' me dijo: Bienvenida al mundo gay. ¡Qué chava tan intensa! No dejaba de mensajearme y yo con el pretexto de siempre 'es que no tengo saldo', platicamos unas 3 veces por msn donde me decía que todo el tiempo pensaba en mi y todas esas cosas que te dice una psicópata acosadora cuando apenas te vio una noche ¡¡Y en una peda!! Así que opté por bloquearla y ya jamás contestar mensajes ni nada, pero siento que no hice lo correcto, pues nunca di explicaciones, simplemente desaparecí.

Pasó el tiempo y por supuesto dejó de buscarme y como ya saben, no frecuento lugares de ambiente, sólo que empecé a ir al antro los domingos por que estaba solo y bla bla, un domingo estaban una bola de chavitas cantando y digamos que traían mala onda con nosotras y yo decía '¿Por qué nos odian si ni nos conocen?', no pasó a mayores y con el tiempo, domingo a domingo nos las encontrábamos y nunca pasó nada desastroso. Total que el día que tuve mi primer cita con mi ex, fue domingo y fuimos a ese lugar. Al entrar vi que estaba la misma mesa de las chavitas mala onda que iban cada domingo, pero al entrar me topé con una cara familiar: Era Ana, sí, la misma Ana a quien mandé a la chingada sin decirle nada, sólo que en esta ocasión no traía 'gorrito' y traía el pelo suelto y lacio, justo como la conocí. Fue entonces que me cayó el veinte: Entendí que Ana, la chava que cantaba, era la misma con la que me besuquié aquella vez, era la misma que nos tiraba mala onda aquellos domingos, era la misma que jamás volví a hablar ni a responder mensajes ni a desbloquear del msn. Así es, me dio una pena horrible, de hecho ni a mis amigos les conté lo sucedido, sólo pasé directo a otra mesa y me agaché, qué pena, qué patana me sentí! Y aunque ha sido la única vez que lo he hecho, no se siente nada nais.