antier les mencioné a unos amigos que hoy iba a postear sobre la saliva. pusieron cara de wtf!
debo aclarar que no dije saliva sino baba y que además no tengo una dicción tan superprofesional, pero de todas maneras, cuando entendieron que había dicho lo que dije se quedaron medio desconcertaditos. extrañados. luego una entendió qué de la saliva y enseguida sonrió. no sé de qué se acordó, no me dijo.
es que me encanta (la saliva).
fuera de una que otra experiencia en la que me he sentido pareja de beethoven (el san bernardo, no el músico) porque me han dejado toda babeada y bien feo, la saliva es uno de los fluidos a los que les he agarrado más cariño.
es que, digo, cuando estamos con alguien que nos encanta y queremos tocar cada centímetro de su piel con cada centímetro de la nuestra, empezamos así, con la piel.
y seguimos luego con la lengua, tocando a lo mejor ya no cada centímetro pero sí las partes más antojables, en las que su piel se ciñe particularmente bien a su cuerpo de adentro.
cuando nos volvemos pura oralidad y lamemos lo que queremos lamer, la saliva se vuelve como un eco de las caricias que estamos haciendo.
el contraste de la temperatura de la piel y la lengua tibias con la de la saliva fresca y el aire que gradualmente la enfría más, nos acerca lo más posible a la idea irrealizable de ocupar de lleno el cuerpo de esta persona que nos encanta. de estar en toda su piel al mismo tiempo.
la humedad de la saliva le da más sensibilidad a la piel; así el cuerpo reacciona también a las caricias que le hacemos con nuestra respiración, que ya tiene el mismo ritmo que la suya.
y reacciona también a las caricias de no tocar, esas que son nada más de pasarle una mano o la boca o cualquier parte del cuerpo cerquita de la piel.
reacciona a las intenciones, a las ideas, a las posibilidades.
la piel y la boca siguen tibias, el aire está más denso pero sigue enfriando lo que dejó la lengua, y entonces se genera un nuevo contraste: en la nuca de esta persona que nos encanta aparece un calor helado que se pasea hacia abajo, a la espalda y de ahí al estómago y de ahí al sexo.
y así seguimos, poco a poco, tomando su cuerpo ya no nada más por fuera sino también por dentro… y por dentro, hasta que nos damos cuenta de que siempre sí era posible ocuparlo todo, todo, al mismo tiempo.
eso sí, por un instante demasiado breve. y entonces queremos más…
digo… supongo.
confieso que soy una babosa
viernes, 26 de febrero de 2010
Por La Lluviedad Posteado a las 4:09:00 a. m.
Etiquetas: la lingüista que no ejerce, lluvia, pffffff
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7 comentarios:
Sophie Kriger dijo...
*** ehhh!? me quedé babeando... xD jajaja
alguna vez conocí a cierto wey que me confesaba que le daba asco tooodos los fluidos corporales de su novia, cosa que me parecía de lo más estupido, yo igual tengo esa idea de que cuando amas a alguien [o la deseas] solo quieres sentirlo por completo, incluyendo la baba, y que no cabe la repugnancia al momento de la intimidad, si fuera así tonces NO HAY VERDADERO DESEO [o amor]
bueno... espero tu siguiente post cuando hablemos de mocos ;)
26 de febrero de 2010, 14:19
volk dijo...
asi o mas chancla? hahahaha o me proyecte?
=P
I dyke !!
26 de febrero de 2010, 17:04
MC dijo...
That´s hot jajaja
26 de febrero de 2010, 17:46
Tania dijo...
puuuucha... no puede ser esta tntacion!!!
hoy duermo solaaa mierda!!!
jajajajajajajaja
26 de febrero de 2010, 19:07
«j.m.p…» dijo...
salivo como perro de Pablov… ahorita vengo, voy aaaa… emmm… :3
27 de febrero de 2010, 0:09
Anónimo dijo...
Wtf... Jaja! (K)
28 de febrero de 2010, 19:41
Unknown dijo...
juts hot
2 de marzo de 2010, 16:25
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