Fey no es lesbiana

El otro día, gracias al post de Natalia y mi mala comprensión de lectura, convertía a Fey en lesbiana. En la sección de comentarios se hizo la polémica sobre su preferencia sexual y gracias a ella tuvimos un gran foro donde la mismísima Fey defendió su preferencia sexual –bueno, tal vez exagero un poco y sólo hubo comentarios desperdigados en los cuales, de igual manera, se le cambió su preferencia sexual a dicha cantante. Pero esa no es la temática de hoy.

¿Se han preguntado acaso la razón por la cual nos parece tan interesante saber la preferencia y vida sexual las celebridades? Somos morbosos y por eso nos interesa. Casi cualquiera narrando su vida y preferencia sexual –prominente o no- nos va a llamar la atención. Pero las celebridades -especialmente los recién salidos del closet- llaman aún más la atención. Muchos –sobre todo los mochos y muy mochos- los satanizan e incluso los hacen ver como si valieran menos. Otros se vuelven ídolos de la comunidad gay –Ellen DeGeneres por ejemplo, se me hace una excelente persona y su humor me encanta, a pesar de no ser muy querida por la comunidad hollywoodense.

Lo incomprensible para mí es el hecho de fijarse de quién carajos se coge que. Sobre todo tratándose de gente a la que jamás hemos tratado y probablemente jamás trataremos. Seguro si Tom Cruise saliera mañana del closet, muchas niñas llorarían –aunque tal vez muchos gays darían de brincos, pero estoy especulando.

Lo molesto es ver a celebridades usar su vida y preferencia sexual como excusa para obtener más público –sí, esto es subjetivo, a mi no me consta la preferencia ni vida sexual de ninguna celebridad. Creo que se degrada un poco la lucha en contra de la discriminación por preferencia sexual y equidad de género. Luego navegan con la bandera de querer ser tratados como los demás cuando ellos usan la sexualidad como herramienta de otros propósitos distintos a los de satisfacción personal.

En esta sopa de ideas me queda una cosa por decir. Sea quien sea la persona, no debería importarnos un carajo con quién se acuesten. A menos de que seamos nosotros con los que se vayan a acostar, entonces la cosa cambia un poco pero eso es por diferentes razones.