a veces, la gente que suele sobredimensionar las broncas (que es muy poca, según mi experiencia) se anda muriendo porque le gusta alguien.
y no nada más por su olor, por lo que siente cuando se tocan sus manos por cualquier pendejadita, cualquier coqueteo premeditado, no nada más por las ganas de estar junto a esa persona, sino también por las ganas de decirlo, pero a la vez, y eso es lo que mata un poco, los motherfucking impulsos de ocultarlo.
digo, eso le pasa a la gente que suele sobredimensionar las cosas, no a mí, yo soy perfectamente racional y todo el pedo.
¿cuál es la bronca con que alguien te guste?
da miedín, primero, por el rechazo. porque hasta que no hay un no rotundo, hay una esperanza y la esperanza, aunque mata poco a poco, es dulce y adictiva.
(creo, digo... si me hubiera pasado, siento que así sería)
entonces nos abstenemos de dar cualquier declaración que pueda dar pie a una negativa.
digo, se abstienen. la gente que ...
puede dar miedín, decirle a alguien que nos gusta (pero que nos gusta bien y no mensaditas) porque nos ubica en una posición desfavorable y vulnerable. se le da la posibilidad, a la persona gustada y en caso de carecer de autoestima chida (que desde luego no es mi caso), de hacer con nosotros más o menos lo que le dé la gana, o de lastimarnos, lo cual es una reverenda babosada porque la verdad quién va a tener tiempo y ganas de hacerle daño a alguien más nomás por deporte...
ayway... puede argumentarse también miedo a la decepción. el miedo este que llevamos bien adentro de que las cosas que se supone que más deseamos se realicen, y no sólo eso sino que además sean exactamente lo que esperamos, o por otro lado, que no se comparen siquiera con el ideal que nos hicimos.
excusas hay millones (supongo, yo nomás enumeré como tres...), para no decirle a esa persona cuánto nos gusta, cuántas ganas tenemos de pasar todo el tiempo posible junto a ella, de abrazarla o de darles apellido a sus hijos.
no sé mucho, la verdad, y casi siempre me ha tocado estar en el lugar de a quien le gusta alguien y no se anima a decirlo nunca (salvo con regalitos weyes, con nerviosismo, visitas, saluditos, abrazos torpes), aunque ya me ha tocado también estar del otro lado, y de mi vastísima experiencia lo que puedo compartir es que vale como 500 veces más (mil no) decirlo, a lo mejor hacerle el día a la persona que nos gusta (de perdida por el halago que representa), y tomar la oportunidad de dejar que algo pase, en caso de que el sentimiento sea (o pueda llegar a ser) mutuo, o saber ya que de plano no hay broncas, agarrar el no por los cuernos y apropiárnoslo, que duela, que haga lo que tenga que hacer y que nos deje en paz.
la bronca está en cómo decirlo.
hoy es viernes, right?
4 comentarios:
Osita dijo...
Jajaja, algo así me pasó hace muuuuchos años, tenía 16, no me atrevía a decír mis sentimientos, un día agarré valor y apartir de allí todo fue más fácil, ahora ya no estoy del lado sufrido =P
Saludos, Lluvia. =)
PD. No dejes de postear, me agrada lo que escribes.
27 de septiembre de 2010, 14:06
Unknown dijo...
Estoy de acuerdo en la forma que haces ver lo evidente y lo no tan evidente, sin embargo tu estilo de escribir le tira a la arrogancia, supongo que es el elemento clave y que le da personalidad a tu blog.
falto mas!!! tan entrado estaba leyendolo y lo cortaste de tajo :O
27 de septiembre de 2010, 16:19
Sandum dijo...
Bueno pues yo tengo el problema que describes aquí y básicamente esta entrada ha sido como una consulta con un psicoanalista... Saludos!
27 de septiembre de 2010, 20:34
XD dijo...
Yo no vengo a aportar nada, solo pido no dejes de postear, en breve dominarás el blog y con un empujón el mundo XD ¿qué pedo con los demás?
2 de octubre de 2010, 2:04
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